Para comenzar con la fuente necesitamos recortar con la sierra de calar y una hoja de corte para metal esta pieza del neumático más grande. La reservamos porque nos servirá de peana para apoyar luego todo el conjunto.
A continuación le damos la vuelta con la ayuda de unas mordazas.
Después preparamos una tapa para la base de la fuente cortando una pieza circular de metacrilato. Es importante protegerse bien los ojos con unas gafas.
Cuando tengamos la pieza de metacrilato, la pegamos con silicona a la rueda. Moveremos un poco la pieza para que la silicona se asiente bien y podemos colocar algún objeto pesado encima para que se fije bien.
Mientras seca la silicona aprovechamos para pintar todas las piezas. El interior del neumático grande y todo el pequeño los pintaremos de azul turquesa con esmalte en aerosol.
En la parte exterior imitaremos el color de la maceta usando 3 tonos diferentes en degradado.
Preparamos ahora la maceta. Realizamos el orificio por el que pasará el tubo de la bomba de agua.
El agujero de drenaje de la propia maceta lo agrandamos con la escofina para facilitar el paso del tubo.
Comenzamos con el montaje. Comprobamos con un nivel que la base está bien asentada y colocamos dentro la bomba de agua.
Metemos el neumático más pequeño y colocamos encima la maceta asegurándonos de que el tubo encaja bien en la bomba de agua.
Sellamos con silicona este orificio para que no se escape el agua.
Colocamos por todo el perímetro del neumático grande las piezas de aislante de fontanería y a continuación colocamos el aspersor en la parte superior del tubo.
Por último, llenamos la fuente de agua y comprobamos que el agua suba por el tubo hasta el aspersor y vuelva a caer a la base. De manera que se crea un circuito con agua en movimiento. Con un solo llenado tendremos agua fluyendo sin parar.
Gracias a este sencillo trabajo de bricolaje, además de reutilizar unos neumáticos, también hemos creado una original fuente para el jardín.