Lo primero que haremos es marcar y cortar los postes de pino, utilizando la sierra de calar y una hoja para madera extra-larga. Cuando hacemos cortes en piezas muy gruesas, como es el caso, no debemos forzar la herramienta porque estropearíamos la hoja.
A continuación, añadimos una hoja de lija de grano fino a la lijadora y repasamos bien los tres postes, insistiendo sobre todo en las zonas de corte.
Después vamos a cortar las puntas de la borduras, y con una lija repararemos las zonas de corte.
Comenzmaos a montar la portería. Para unir las piezas de madera, atornillaremos unas escuadras en el ángulo interior y reforzaremos la sujeción, con unas pletinas.
El siguiente paso consiste en atornillar la bordura en la parte superior de la estructura, insertando bien la cabeza de los tirafondos para que queden a ras de la madera.
Vamos ahora con la malla. La grapamos en la trasera de la portería y después de colocar un listón provisional en la parte inferior de la estructura para evitar que las patas se cierren, cortamos el sobrante.
Para fijar los soportes al suelo, en este caso con base de hormigón, tendremos que realizar unos agujeros con el taladro provisto de una broca para materiales duros.
Luego, introducimos los tacos de expansión a golpe de martillo y fijamos las piezas metálicas con unos tornillos barraqueros.
Insertamos la portería en los soportes, amarramos la estructura utilizando también unos tornillos barraqueros y finalmente, retiramos el listón provisional.
¡Trabajo concluido! Ahora, sólo nos falta colgar los tiestos con nuestras flores de temporada favoritas. Un jardín vertical a medida, sencilla y original, que no pasará desapercibida.