En primer lugar desmontamos la puerta de la estufa y la colocamos sobre una superficie plana, para trabajar con mayor comodidad.
Luego, retiramos el material aislante, a ser posible entero, haciendo palanca con un destornillador.
Teniendo como referencia esta pieza, cortamos a medida el nuevo cordón de fibra de vidrio trenzada, que deberá tener el mismo grosor que el antiguo.
Limpiamos bien los restos de adhesivo que se nos hayan podido quedar en la junta, con un paño humedecido en alcohol.
Una vez que la superficie este limpia y seca, damos un pegamento cerámico, resistente a altas temperaturas.
A continuación, colocamos el cordón y lo presionamos, para que se adhiera bien.
Una vez que el producto se haya secado, ya podemos poner de nuevo la puerta en la estufa.
Remataremos el trabajo, limpiando el cristal de la puerta con un decapante especial para cristales de estufas y chimeneas. Aplicamos el producto sobre la zona a limpiar y dejamos que repose unos segundos, para que las manchas se despeguen.
Finalmente, pasamos un trapo o un papel absorbente.
De esta forma tan rápida y sencilla, hemos conseguido sellar totalmente la puerta de la estufa, dejando el aparato listo para su uso. Una forma sencilla para mantener nuestra estufa en perfecto estado.