Primero, presentamos la rejilla en su lugar y marcamos el contorno de las pletinas interiores.
Después, con la sierra de calar provista de una hoja para cortes rectos en madera, vaciamos el hueco. Gracias a su punta, podremos realizar el corte directamente con este accesorio, sin necesidad de utilizar el taladro para hacer unos orificios en los cuatro extremos.
Una vez que hayamos hecho el alojamiento para nuestro accesorio, lo presentamos y comprobamos que éste encaja perfectamente en el hueco.
A continuación, aplicamos un cordón de adhesivo extrafuerte en la cara posterior de la pieza metálica y la pegamos en su posición.
Al abrir la puerta, comprobamos que la parte posterior de la rejilla queda a la vista. Para obtener un resultado más estético, hemos optado por colocar otra, que la encajaremos en su lugar, siguiendo el mismo procedimiento.
Con este sencillo trabajo, hemos mejorado la ventilación del interior de este mueble de baño. Una solución práctica y discreta, al alcance de cualquier bricolador.