No procede de Asia ni viaja miles de kilómetros hasta llegar a nosotros, es té gallego y en este momento se está cosechando. El proyecto nació hace más de 10 años con el objetivo de poner en valor el entorno rural y recuperar terrenos abandonados, transformándolos en plantaciones llenas de vida. Primero fueron los castaños y mientras éstos crecían, las hierbas aromáticas para después pasar a las infusiones y finalmente apostar por el cultivo del té. Este año comercializan su primera cosecha y no pueden estar más emocionados (igual que nosotros por probarlo).
Sabían que innovar era arriesgado, pero también que suponía la mejor herencia para las siguientes generaciones no solo económica sino, sobre todo, en recuperación medioambiental de la comarca. Una apuesta por lo rural, natural y local introduciendo el cultivo del té y también su transformación y posterior comercialización. Pero esta apuesta, como todo lo que merece la pena en la vida, necesitaba tiempo.
La planta del té es una camelia
Buscando nuevos cultivos que se adecuaran al clima y condiciones de la zona, descubrieron que la planta del té era en realidad una camelia, la flor reina en Galicia que fue introducida procedente de países lejanos como China y Japón. Galicia estaba llena de Camelias por lo que el cultivo del té tampoco se podía dar mal. Los pazos gallegosse adornan con camelias que en ocasiones servían para el pequeño consumo de sus propietarios...pero ahora se trataba de cultivar varias hectáreas. Han tenido que pasar varios años para ver cumplido un sueño.
El clima y las condiciones gallegas son muy adecuadas para su cultivo: el terreno ácido y fértil que no encharca, sombra, agua abundante y mucha humedad ambiental en forma de esa lluvia casi imperceptible pero que empapa, el Orballo que da nombre a la empresa. La situación geográfica de Donín, 200-300 metros de altitud y su cercanía a la ría de Betanzos y al mar hacen el resto. El resultado es un té excepcional de gran sabor con toques yodados a mar...Desde luego ¡hay que probarlo!
Cultivado con dedicación y cariño ellos lo comparan al sabor de los tomates madurados al sol y los otros. Parecen dos productos diferentes, ¿no? Pues esto es lo mismo.

Té verde y té negro 100% ecológico
Se trata de la primera plantación de té ecológico de Europa y la única ubicada en el continente europeo, ya que hay otra gran producción en las Islas Azores donde se cultiva en bancales. Sin pesticidas ni herbicidas, sin plásticos, saludables y cultivados con mucho cariño y dedicación, estos autodenominados rural lovers, enamorados del mundo rural, cultivan infusiones y tés saludables, auténticos y de proximidad. Su filosofía es muy simple pero por ello no deja de ser esencial: les gustan las plantas tal y como vienen al mundo para crear infusiones y productos que saben así de bien.
El té es la bebida más consumida en el mundo, después del agua, y la más antigua. Elaborado a partir de la Camellia sinensis (camelia china) y de la que proceden todos los tés, sus hojas son conocidas en China y Vietnam con el nombre de chá, el origen de su nombre. Además de como bebida, puede utilizarse como ingrediente en múltiples recetas como Pera dos salsas en gelatina de té, Bizcochos al té verde o los Polos de té negro, muy apropiados para esta época del año.
El té verde y el té negro son dos variedades diferentes de té que, aunque proceden de la misma planta difieren en su procesamiento y composición, lo que da lugar a sus características distintivas. Ambas variedades ofrecen beneficios para la salud y pueden ser disfrutadas según las preferencias personales.
El té verde se produce al someter las hojas frescas de té a un mínimo procesamiento. Después de la cosecha, las hojas se calientan rápidamente manteniendo el color verde natural de las hojas y un sabor más suave y delicado apropiado para preparaciones en frío. Por otro lado, el té negro, la especialidad de Orballo, se somete a un proceso de oxidación más prolongado que da como resultado un color oscuro y un sabor más fuerte y robusto.
Un consejo para su conservación
En ambos caso es muy importante una correcta conservación. Los buenos tés se envasan herméticamente en lata, pero también pueden envasarse al vacío. Una vez abiertos, se recomienda conservarlos en la nevera y no demorar mucho su consumo para que no se sequen.
Un sitio tranquilo, agua caliente y un buen té para infusionar. A veces, las cosas más sencillas son las que mejor funcionan. ¿Todo preparado para disfrutarlo?