Juan Mari Arzak prepara una receta de alta cocina: Lenguado en jugo de chirlas a la salvia con sésamo, nueces de macadamia y hortalizas salteadas.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Juan Mari Arzak, 16 de diciembre de 2016
Juan Mari Arzak
Juan Mari Arzak prepara una receta de alta cocina: Lenguado en jugo de chirlas a la salvia con sésamo, nueces de macadamia y hortalizas salteadas.
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Juan Mari Arzak, 16 de diciembre de 2016
Para el jugo de chirlas a la salvia:
Saltea las chirlas con el aceite, añadiendo el agua, la juliana de zanahoria y de cebolla. Deja cocer a fuego lento y reduce unos 12 minutos. Después, cuela este caldo. Agrega el sésamo y las nueces. Dale a todo un hervor y deja en infusión la salvia con la cazuela tapada unos 10 minutos. Transcurrido este tiempo, retira las hojas de salvia. Reduce al fuego el conjunto del jugo. Salpimenta. Al final de la cocción añade el zumo de limón.
Para las hortalizas salteadas:
En una sartén puesta al fuego con el aceite y la mantequilla echa, cuando esté caliente, los puerros, la zanahoria y los espárragos troceados. Saltea todo a fuego vivo, hasta que estén las verduras hechas pero al dente, agregando también un poco de azúcar. Espolvorea por encima perejil picado. Da el punto de sal y pimienta (esta última, si se desea).
Final y presentación:
En una plancha caliente o sartén antiadherente con un poco de aceite dora los lenguados sazonados por las dos caras hasta que estén hechos pero jugosos en su interior. Al retirarlos, quita las espinas y saca los filetes o lomos. Coloca en el centro del plato los filetes correspondientes de lenguado. Napa con el jugo a la salvia y después, por encima y alrededor, dispón la guarnición de hortalizas de forma irregular. Decora, si quieres, con unas hojas de salvia.
Las normas generales para comprobar la frescura del pescado tienen una excepción muy notable en el caso del lenguado, ya que no se sabe por el color de las agallas o la viveza de sus ojillos sino por el tacto resbaladizo y muy baboso de su piel cuando está fresco.
Por el contrario, a los lenguados, cuando están un poco más pasados de tiempo, se les reseca la piel y apenas resbala al tacto.
No es muy aconsejable, aunque se vaya a presentar el lenguado en lomos o filetes, cocinarlos ya desespinados puesto que lo único que sucederá es que quede muy bonito de presentación pero su carne muy seca.
Por ello es mejor, ya sea frito, a la brasa, a la plancha o al horno, cocinarlo entero sin desespinar y con su piel: posteriormente, una vez hecho, se pueden sacar los filetes o trocearlo para su posterior presentación en el plato.