Para la ropa de cama, nos hemos decantado por los tonos beiges y marrones. Y para dar contraste hemos añadido pinceladas de granate.
Sencillos complementos como un estor blanco, mesitas de noche de estilo nórdico, lámparas de mesa, cojines, etc. logran darle personalidad y carácter a la estancia.
En cuanto a texturas, al ser un estilo característico de países fríos, hemos optado por textiles naturales suaves y cálidos como el algodón y el lino, la lana y el efecto borreguito que dan esa sensación de calor, comodidad y confort.
Hemos colocado un butaca de cuero marrón envejecido de estilo vintage. Una pieza con mucha personalidad y con la que hemos conseguido acentuar aún más esa atmósfera acogedora y agradable.
La madera la hemos combinado con elementos industriales como el metal de las lámparas de techo.
Con una alfombra con estampados florales y formas geométricas que hemos colocado en la pared a modo de tapiz hemos logrado aumentar esa sensación de calidez que buscábamos.
Además de forrar la pared con la madera, también hemos creado unas baldas para colocar la ropa. Sin duda, hemos logrado crear un ambiente de lo más acogedor con este material.
Madera de pino, propia de los países nórdicos, es la que hemos utilizado para forrar la pared principal.
Para las mesillas de noche, nos hemos decantado por unas blancas con patas finas de madera que aportan dosis de vanguardia y elegancia dentro del dormitorio.
Para iluminar la estancia hemos colocado una composición de luces muy decorativa.