La decoradora Nancy Robbins nos enseña las claves para enriquecer un lugar donde el espacio es el último lujo. Concretamente vemos un loft de estilo industrial neoyorquino.
Hogarmania, 17 de febrero de 2022
Estilos
La decoradora Nancy Robbins nos enseña las claves para enriquecer un lugar donde el espacio es el último lujo. Concretamente vemos un loft de estilo industrial neoyorquino.
Hogarmania, 17 de febrero de 2022
La mezcla de lo industrial, de materiales bastos con materiales refinados, es muy típica en Nueva York.
Antiguamente este loft era un taller de cinturones y bolsos, pero ahora se ha convertido en una vivienda de estilo industrial neoyorquino. Los techos tienen una altura de 4 m. y hay un total de 20 ventanas, por lo que es un espacio amplio y muy luminoso.
El suelo es de madera, un parquet de eucalipto blanco.
El estilo industrial se basa en materiales bastos, muebles y objetos gastados, en los que su estado natural es parte de su belleza.
Las cortinas están confeccionadas con una tela para teatro plateada, un material basto pero ligero, que aporta contraste y un efecto metálico que se torna lujoso cuando se acerca la noche.
Los cuadros no se han colgado, están apoyados sobre la mesa para poder cambiarlos cuando se desee. De esta forma, podremos ver el cuadro de forma diferente en función del lugar donde lo coloquemos: cambia la incidencia de la luz, la perspectiva... Lo mismo se hace con los muebles y otros complementos como un biombo o una mesa.
En el estilo industrial, lo más importante del espacio es que sea flexible, por eso, es muy común cambiar de sitio los muebles y los complementos, para cambiar la forma de vivir en el espacio.
La zona de estar se divide del resto gracias al respaldo del sofá que es bastante más alto de lo normal. Funciona como un biombo pero no rompe el espacio. La mesa del centro es de formica, un material que para la diseñadora "es una materia noble de nuestro tiempo".
Otra pieza muy interesante es la mesa de trabajo que hay junto los sofás. Pertenecía a la fábrica que había anteriormente y se ha conservado para esta vivienda.
Los tabiques que separan la cocina del resto de la casa, no llegan hasta el techo para mantener la continuidad del espacio.
En esta estancia también hay muebles curiosos, como el mueble de dentista traído de Nueva York, de los años 30-40, que se utiliza para guardar la vajilla y la cubertería. La cocina no tiene puertas ni cajones, todo está a la vista.
El dormitorio es también otro espacio muy singular. Del techo cuelga una lámpara art decó catalana de los años 30 y junto a la cama hay dos sillas que hacen la función de mesitas de noche pues son demasiado incómodas y frágiles para usarlas como sillas.