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Economía

Pasos para cambiar tu hipoteca de variable a fija y huir del euríbor


¿Cansado de depender del euríbor? ¿Has oído que va a volver a subir y no quieres arriesgarte? Desde HelpMyCash.com nos explican cómo hacer una subrogación para cambiar al tipo fijo.

Hogarmania, 27 de septiembre de 2018

Las hipotecas variables han sido, tradicionalmente, las más elegidas entre los españoles que buscaban financiación para comprar su vivienda. Sin embargo, la subida del euríbor en los años de la crisis y los actuales tipos bajos de las hipotecas fijas hacen que estas últimas cada vez tengan más peso y ya supongan alrededor del 40% de las nuevas firmas. Pero ¿qué hacer si ya firmamos un préstamo hipotecario variable y queremos cambiarnos al tipo fijo, pero nuestro banco no quiere negociar? En HelpMyCash.com nos proponen una solución, la subrogación, y nos explican cómo conseguirla.

1. Conoce bien el mercado hipotecario

Para cambiar la hipoteca de banco, lo primero que debemos hacer es conocer las condiciones que se están ofreciendo actualmente en el mercado, de manera que nos aseguremos de que aceptamos una buena oferta y de que tenemos poder para negociar.

Para ello podemos utilizar comparadores de hipotecas como el que ofrece HelpMyCash, que nos permitirá tener una visión general de los tipos de interés, las vinculaciones y las comisiones que están pidiendo los bancos en sus préstamos hipotecarios.

2. Buscar ofertas en varias entidades y negociar incluso con nuestro banco

Una vez tengamos claro qué podemos conseguir, es hora de ponernos a buscar ofertas. Para ello deberemos acudir a varias entidades para ver qué nos pueden ofrecer en base a nuestro perfil y a la hipoteca que tengamos.

En este sentido, hay que tener claro que cuánto más confíe el banco en nosotros (porque tenemos un buen empleo, ingresos altos u otras condiciones beneficiosas), mejor será la oferta que nos harán. Del mismo modo, si tenemos impagos o dificultades económicas, será casi imposible que se interesen en ofrecernos cambiar de entidad.

Por otra parte, en base a las diferentes condiciones que nos ofrezcan, podremos presionar a otros bancos para que nos igualen o mejoren dichas condiciones. Eso incluye a nuestro propio banco, que si realmente está interesado en no perdernos como clientes y ve que tenemos una buena oferta, puede querer sentarse a negociar una novación (cambio de condiciones) para mejorarnos las hipoteca actual.

Comparar distintas ofertas hasta dar con la hipoteca que más se adapte a nuestras necesidades.

3. Estudiar las diferentes opciones y aceptar una oferta

Una vez tengamos varias ofertas sobre la mesa, deberemos estudiarlas detenidamente y decidir cuál nos conviene más. Para ello no solo hay que tener presente el interés que se nos aplicará sino también las comisiones y la vinculación. Es decir, deberemos tener en cuenta los mismos criterios que cuando firmamos una hipoteca nueva y asegurarnos de entender todas las condiciones y de que realmente nos interesen o nos compense su coste en el caso de las vinculaciones.

Cuando hayamos escogido la que mejor se ajuste a nosotros y nuestras necesidades, se lo comunicaremos al banco que, a su vez, se pondrá en contacto con nuestra entidad para mostrarle las condiciones de la oferta que nos ha hecho.

4. Esperar a que nuestro banco responda a la propuesta

Llegados a este punto podemos decir que lo más complicado ya ha pasado. Ahora deberemos esperar un plazo de 15 días, que es el tiempo que tiene nuestro banco para decidir qué quiere hacer desde que recibe la oferta de la nueva entidad.

Y es que según la ley, si nos hace una contraoferta que iguale o mejore las condiciones que nos ha hecho el otro banco (un movimiento que se conoce como enervación), no podremos cambiarnos y deberemos hacer una novación para adaptar dichas condiciones a nuestro contrato.

5. Pagar los gastos y disfrutar de nuestras nuevas condiciones

Si el banco no se posiciona o su oferta no es mejor, tendremos vía libre para cambiar la hipoteca de banco. En ese caso deberemos proceder a hacer una escritura de subrogación en la que se establecerán las nuevas condiciones del contrato, incluyendo el nuevo tipo fijo.

Cabe recordar que esta operación conlleva gastos de notaría, gestoría y registro. Además, deberemos tasar la vivienda para que el banco al que nos vamos conozca su valor y, si la tenemos, abonar la comisión por subrogación.

En el caso de pasarse al tipo fijo, no podemos valorar cuándo sale rentable la operación, puesto que en este momento, aunque las hipotecas fijas son más baratas que nunca, el euríbor en negativo hace que las variables sean más atractivas. Sin embargo, con una hipoteca a tipo fijo estaremos apostando por la tranquilidad de saber lo que pagaremos durante el resto del préstamo hipotecario, sin posibles sorpresas.

Pasos para cambiar tu hipoteca de variable a fija y huir del euríbor.