A la hora de elegir entre una u otra cerradura debemos tener en cuenta las distintas funciones, diseños y necesidades. En la siguiente clasificación veremos los distintos tipos.
Cilíndricas
Son las más utilizadas para la puerta de entrada de la casa o para cualquier puerta exterior. Su pieza central es un cilindro, bombín de pera, también llamado perfil europeo. En él es donde introducimos nuestra llave.
De sobreponer
Se caracterizan por su particular instalación: se colocan sobre la puerta y quedan al descubierto. Por ello es muy importante a la hora de escogerla tener el cuenta material del que está hecha, su forma y su tamaño. Este tipo de cerradura tiene un inconveniente: al estar al descubierto es más fácil de forzar.
De embutir
Muy apropiadas para puertas interiores, por lo que son el modelo más extendido. Su modo de funcionamiento es muy sencillo: una manilla gira y retrae el pestillo. Se presentan en modelos con o sin llave.
Tubular
La más empleada en los cuartos de baño. Su característica principal es que cuenta con un botón o pestaña que permite cerrar la puerta por dentro.
Digitales
Estamos en los tiempos de la revolución digital y la tecnología más avanzada también ha llegado al mundo de las cerraduras. Estas cerraduras se abren y se cierran mediante un código, una tarjeta y en los modelos más sofisticados, basta con la huella digital. Son muy comunes en hoteles, garajes o zonas de trasteros comunitarios.
Y un último consejo: a la hora de limpiar la cerradura evita la utilización de elementos abrasivos, como el alcohol por ejemplo; un trapo humedecido con agua es la mejor herramienta para limpiar la cerradura.