Proviene de Norteamérica y, como ya hemos comentado, sus ramas arqueadas le confieren un aspecto muy característico.
La thuya, plantada en contenedor puede llegar a alcanzar el metro y medio de altura. Para ser una conífera no es un árbol muy grande. Es perfecta para rocallas.
En exterior es una planta de crecimiento lento, por lo que es necesario esperar hasta conseguir que alcance su tamaño normal.
A las thuyas les gustan los inviernos severos. El frío les ayuda para realizar su correcto desarrollo. Es más, el exceso de calor no les va muy bien. Hay variedades que aguantan bien el calor, pero, por lo general, el rigor invernal es lo que ayuda a su desarrollo.
La meseta española, con inviernos fríos y veranos cálidos son condiciones optimas para que crezcan bien las coníferas.
Necesita de suelos húmedos pero bien drenados.
En una selección de contenedores vamos a combinar las thuyas con los carex testacea para crear una composición de "melenas" con ese efecto arqueado tan característico de estas dos plantas.
Utilizaremos un sustrato universal y colocaremos en cada uno de los contenedores una planta, bien de thuya, bien de cárex.
De esta manera hemos realizado una composición que combina a la perfección con el fondo gris de la pared y los contenedores de distintos tamaños.