Esta raza de perro, tal y como la conocemos ahora surge en el siglo XIX. Su artífice fue un aficionado a la caza, el inglés Edward Laverack. A su muerte, este criador poseía 5 ejemplares de esta raza y había difundido ampliamente sus genes por el mundo. Otros criadores continuaron la labor de Laverack y cruzaron los ejemplares con otros como los Gordon Setter y los Setter irlandeses.
Tiene orejas largas y tiene por lo general los ojos grandes y de color marrón con una característica expresión de tristeza, aunque esto no es reflejo de su carácter.
El Setter ingés es un perro activo, bondadoso y amistoso, además de obediente.
Su pelo es especialmente bonito ya que tiene un aspecto sedoso, con flecos en las orejas y en las patas. Es largo y ligeramente ondulado.
Esta raza puede presentar variedades de color de pelo como el negro, blanco, negro y blanco, tricolor, marrón y blanco o el denominado color limón.
Es un perro de tamaño mediano que puede alcanzar de 25 a 30 kg y puede llegar a medir de 65 a 68 cm hasta la cruz.