La pancreatitis en perros y gatos es una enfermedad mucho más común de lo que pensamos. Además suelen aumentar los casos después de las vacaciones de Navidad, por el tipo de alimentación. Esta enfermedad se da cuando ocurre una inflamación en el páncreas. Este órgano, situado cerca del estómago, cumple dos funciones: una endocrina y otra exocrina.
- Función endocrina: genera hormonas como la insulina.
- Función exocrina: interviene en la digestión de grasas, hidratos de carbono y proteínas segregando sustancias químicas.
Las células del páncreas se encargan de sintetizar las enzimas, que son las encargadas de la digestión. El problema viene cuando se activan antes de tiempo. Cuando esto ocurre se activa un proceso de autodigestión del páncreas y se produce la pancreatitis. ¿Por qué pasa esto? El páncreas tiene mecanismos de defensa para que esto no ocurra, pero cuando estos mecanismos fallan comienza este proceso de autodigestión, generando la inflamación que tanto duele.
Causas de la pancreatitis en perros y gatos
En la mayoría de los casos no se conocen las causas específicas de la pancreatitis en perros y gatos. Pero podemos conocer varios agentes que predisponen a la aparición de esta enfermedad:
Causas de la pancreatitis en perros:
- La obesidad y la hiperlipidemia pueden causar pancreatitis. La hiperlipidemia es el aumento de la grasa en sangre.
- Si el perro ya sufre una enfermedad endocrina es más propenso a sufrir esta patología.
- Tanto en perros como en gatos, puede producirse de forma secundaria a la administración de fármacos, por traumatismos o por procedimientos quirúrgicos cercanos al páncreas.
- Hay razas de perros más propensas a desarrollar esta enfermedad: los schnauzer, los yorkshire terrier y los cocker spaniel.
- Una de las mayores predisposiciones es la indiscreción alimentaria. Es decir, una mala alimentación rica en grasas, como las comidas en Navidad.
Causas de la pancreatitis en gatos:
- Hay enfermedades víricas o parasitarias, como el toxoplasma, que están relacionadas con la pancreatitis.
- Un gato que sufre una enfermedad inflamatoria en el intestino con una causa autoinmune también puede ser propenso a desarrollar una pancreatitis.
Síntomas de la pancreatitis en perros y gatos
Podemos detectar la pancreatitis en perros y gatos por varios signos digestivos:
- Dolor abdominal (por este motivo muchas veces adoptan una posición de estirarse levantando el culo y con las patas de atrás estiradas mientras mantienen las patas de delante recogidas y apoyan el pecho en el suelo).
- Vómitos.
- Diarrea.
- Anorexia (es decir, falta de apetito).
- Comer menos cantidad.
- Fiebre (puede ocurrir pero no es lo normal).
En gatos, también puede ocurrir la ictericia (una condición que tiñe las encías y los ojos de un color amarillento), como ocurre con la lipidosis hepática.

Tratamiento de la pancreatitis en perros y gatos
Lo más recomendable siempre es ir al veterinario porque cada animal es un caso distinto. Además, en la mayoría de los casos requieren una estancia intrahospitalaria para el control de las constantes vitales y la administración del suero intravenoso por si se deshidratan con los vómitos y las diarreas. Y es que si además de estos síntomas no comen, la deshidratación puede ser grave. También suelen necesitar la administración de medicación intravenosa (analgésicos para el dolor).
Si te estás preguntando si la pancreatitis en perros y gatos se cura, la respuesta es sí.
En casa debemos cuidar su alimentación. Es muy importante que ingieran proteína de calidad, una dieta fácilmente digestible y baja en grasas. Si le damos a nuestro peludo alimentación contundente con gran aporte calórico en forma de grasas las enzimas se van a sintetizar más. Las dietas deben ser bajas en grasas.
Podemos ayudarles con estimulantes del apetito. Pueden ser fármacos o productos de parafarmacia que sirven para abrir el apetito. Los productos de parafarmacia, a diferencia de los fármacos, van sin receta, por ejemplo AnimaStrath está disponible en Amazon, TiendAnimal y Zooplus.
En gatos, es muy importante que no dejemos pasar más de 2 días en anorexia, porque puede desencadenar la lipidosis hepática. Si el gato no quiere comer hay que darle con una sonda o con un tubo de esofagostomía. Estas dos medidas deben ser aplicadas únicamente por veterinarios, no podemos hacerlo en casa. No olvides que también necesitarán suplementos como la vitamina B12, porque su absorción se puede ver alterada por la enfermedad.
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