Los disfraces durante la infancia pueden ser divertidos, imaginativos y mucho más beneficiosos de lo que creemos.
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Hogarmania, 14 de marzo de 2019
Psico
Los disfraces durante la infancia pueden ser divertidos, imaginativos y mucho más beneficiosos de lo que creemos.
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Hogarmania, 14 de marzo de 2019
Hasta los seis años los niños se caracterizan por tener una desbordante imaginación. Su percepción de la realidad y la fantasía todavía es difusa, siendo una etapa mágica en la que la fantasía se convierte en la puerta perfecta para exponer sus emociones. De este modo, el disfrazarse puede convertirse en una fuente de información muy valiosa sobre los sentimientos de nuestros hijos. Además de aportar una gran cantidad de beneficios afectivos como la mejora de la autoestima y el desarrollo de capacidades como la de la comunicación.
A continuación, te explicamos cinco beneficios de disfrazarse para los niños y cómo interpretar sus juegos:
El adquirir un rol les permite ponerse en el lugar de otras personas. En el momento que se visten con los trajes de sus personajes favoritos miran el mundo desde otro punto de vista distinto al suyo. Quieren parecerse al personaje que adoptan con el traje y eso incluye su comportamiento y acciones. Es importante en este punto potenciar los roles positivos y evitar los negativos de aptitudes discriminatorias, violentas o especialmente idealizadas.
Un disfraz en concreto puede mejorar la autoestima y la confianza del niño al tomar el rol del personaje. Un disfraz de superhéroe, por ejemplo, puede hacer que el niño se sienta valiente y poderoso, que adopte un comportamiento más abierto al acostumbrado y que manifeste sentimientos o frustraciones que de otra forma resultarían menos accesibles.
Es en este momento en el que los padres tienen la oportunidad de observar y recoger información sobre las inquietudes, preocupaciones y estado emocional de sus hijos.
Ponerse un disfraz es la oportunidad perfecta para crear infinidad de historias y aventuras originales. Es una herramienta muy valiosa en la que los niños crean personajes dentro de una historia y un mundo imaginario.
Además, al niño no le hace falta una capa con el logo del superhéroe para verlo como tal. Un trozo de tela puede convertirse en una gran variedad de disfraces. Hoy será la capa de un superhéroe y mañana la túnica de una princesa. El combinar complementos, darles la forma y sentido que desean para crear sus propios personajes puede formar parte de un juego perfecto para trabajar la imaginación y fomentar la creatividad.
El disfrazarse impulsa la imitación de la vida adulta, haciendo que los niños se esfuercen por recrear escenas comunes de la vida real o imaginarias que hayan visto dentro de una película. Adoptan, dentro de sus capacidades, el lenguaje y la forma de expresarse de los protagonistas en dichas escenas, fomentando así la riqueza lingüística y el desarrollo de la capacidad de expresión.
Los niños imitan todo aquello que ven y escuchan en su entorno más cercano. Es el momento de observar cómo recrea el lenguaje y el comportamiento de sus figuras adultas más presentes, como pueden ser los padres o los profesores, y aprender de ello. El juego se convierte en una valiosa fuente de información sobre cómo los percibe y el tipo de relación que mantiene los mismos. Aquí están las pistas de lo que se está haciendo bien o mal y qué se debe cambiar en relación a ello.