El glutamato monosódico, también conocido por sus siglas GMS (en inglés MSC), es una sustancia cuyo nombre quizás no te resulte familiar pero que, después de leer este artículo, pasará a formar parte de tu rutina semanal a la hora de hacer la lista de la compra.
El GMS es, en líneas generales, un aditivo químico que se añade a una gran cantidad de alimentos que, por norma general, consumimos a diario. ¿El objetivo? Mantener o mejorar su inocuidad, su frescura, su sabor, su textura o su aspecto, tal y como lo afirma la Organización Mundial de la Salud, popularmente conocida como la OMS.

¿Qué es el glutamato monosódico?
El glutamato monosódico es, tal y como hemos mencionado previamente, un aditivo químico que se añade a una gran cantidad de alimentos. Es, según explican los especialistas, un compuesto que se deriva del ácido glutámico, uno de los aminoácidos no esenciales más abundantes en la naturaleza. Contiene un 78% de ácido glutámico, un 21% de sodio y un 1% de otras sustancias.
O lo que es lo mismo, es, según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), el responsable del quinto sabor. Porque, además del dulce, salado, ácido y amargo, existe esta otra sensación gustativa: el umami. De ahí, que se le vincule directamente con la comida asiática. ¿Quién no se ha sentido enganchado alguna vez a la comida china?
Aunque el glutamato también se suele utilizar para que la comida congelada sepa más fresca o para quitar el sabor metálico de las conservas.
¿Habías escuchado antes hablar del umami? Se trata de una palabra de origen japonés que significa «delicioso sabor» o «sabor agradable», al que también se le denomina quinto sabor, que provoca secreción salival, no llena y aumenta el hambre.
Es propio de las cocinas orientales y también de alimentos tan españoles como el jamón serrano, incluso está presente de forma natural en la leche materna, el queso parmesano, las nueces, la salsa de soja, las setas y los tomates, entre otras.
El umami, o quinto sabor, se encuentra de manera natural en ciertos alimentos y en esos en los que no, es en los que se añade el potenciador de sabor GMS.
¿El glutamato es malo para la salud?
Mientras que en Estados Unidos, la Administración de Fármacos y Alimentos lo ha clasificado como seguro, en la Unión Europea lo han descrito como un "aditivo alimentario", permitiendo su uso en determinados productos con dosis limitadas.
Esta sustancia «engaña a nuestro cerebro». Aunque el glutamato, por sí solo, no tiene un sabor demasiado atractivo, cuando se añade a la comida, logra que el paladar se vuelva «adictivo» a ella.
Se obtiene, según explican los especialistas, de la fermentación del azúcar de caña o remolacha, en un proceso similar al del yogur, el vino o la cerveza. ¿Lo sabías?
Después de aprender un poco de qué se trata glutamato monosódico, glutamato de sodio o quinto sabor, nos planteamos la siguiente cuestión: " ¿Por qué un gran número de profesionales recomienda reducir su consumo en nuestra dieta?"
Pues bien, lo primero que tenemos que tener en cuenta y que no hay que olvidar es que el GMS es una sustancia que ha sido creada químicamente y que, por tanto, no es natural. ¿Qué implicaciones tiene esto? Que ingerirlo de manera continua puede desembocar en problemas de salud, tales como dolores de cabeza, náuseas, alergias, irregularidades cardíacas, ataques epilépticos, depresión o migrañas.
¿Qué productos llevan glutamato?
Principalmente los productos procesados. Este tipo de comida, además de contener una alta cantidad de grasas trans o endulzantes artificiales, poseen este tipo de sustancia tan adictiva. Lo positivo es que la solución es relativamente sencillamente.
Si deseas evitar consumirla o reducir su cantidad, lo que debes hacer es apostar mucho más por los alimentos orgánicos (producidos sin productos químicos y procesados sin aditivos) y comprobar si en las etiquetas de los productos que compres en el supermercado aparece su nombre.
Si no lo encuentras inicialmente en la lista de ingredientes no cantes victoria. En vez de su nombre real, suele utilizar otros términos como el de ácido glutámico, extracto de levadura, aditivo E-621 o proteína hidrolizada. Realizar estas comprobaciones puede parecer un trabajo muy laborioso pero al final, la relación entre salud y alimentación depende únicamente de uno mismo.
Desde Hogarmania te recomendamos que, para cualquier duda que te surja, no dudes en consultar a tu médico de cabecera o profesional especialista.