En las siguientes líneas vamos a tratar de explicaros, de la forma más sencilla posible, el motivo por el que este producto es imprescindible para revitalizar y rejuvenecer nuestro cuerpo.
Somos colágeno
En primer lugar, y este dato resulta incontestable, la comunidad científica afirma que el colágeno es la proteína más abundante en nuestro organismo (las estadísticas apuntan a más de un 20% de la proteína corporal total). Por si fuera poco, se trata de un elemento que cumple una tarea fundamental: ejercer de sostén de los tejidos de nuestras articulaciones, piel, huesos, encías, córnea, vasos sanguíneos, etc...
Además, el magnesio es un mineral que interviene en multitud de procesos de nuestro organismo. Facilitando el correcto funcionamiento de nervios y músculos, manteniendo constantes los latidos del corazón, fuertes los huesos y aportando una protección extra a nuestro sistema inmunitario. Por mencionar solo algunas de sus virtudes. Visto lo visto, parece lógico pensar que el colágeno con magnesio es un combo fundamental para nuestro organismo.
El mejor tratamiento antiedad
La rotura y degradación de las fibras de colágeno de nuestro organismo hacen fundamental contar con algún tipo de suplemento que sirva de plan de choque. Y el colágeno con magnesio es el tratamiento antiedad perfecto para mantener la piel tersa, lisa y, en definitiva, hidratada y brillante. Por si fuera poco, su uso hace que dicho proceso se realice desde dentro.
Logrando alcanzar las capas más profundas de nuestra piel. Puede parecer algo innecesario, más aún si tenemos en cuenta que se trata de una proteína que elabora nuestro propio organismo. No obstante, conviene tener en cuenta que con el paso de los años nuestro cuerpo va perdiendo la capacidad de generar colágeno de forma natural.
La proteína de la salud
El uso de colágeno con magnesio no se limita, ni muchísimo menos, a cuestiones estéticas o de belleza. No en vano, y a diferentes estudios nos remitimos, se trata de un elemento recomendado por los expertos para tratar la artrosis o la osteoartritis. Logrando mejorar considerablemente el estado de las articulaciones afectadas. Facilitando, ya de paso, la síntesis proteica y contribuyendo al mantenimiento de los huesos y los músculos. También suele usarse para prevenir la osteoporosis o, en el ámbito deportivo, para prevenir lesiones y compensar la pérdida electrolítica causada por la práctica de ejercicio.
Son muchos los expertos que recomienda dicho producto. No obstante, hay uno que destaca sobre el resto: Ana María Lajusticia es una química de 95 años que ha dedicado gran parte de su vida a promover, gracias a sus descubrimientos científicos en el campo de la dietética y nutrición, un estilo de vida saludable basado en el uso de nutrientes como el colágeno con magnesio.
Cabello y dientes fuertes
Con el paso del tiempo nuestro cuero cabelludo va disminuyendo la producción de esta proteína. Algo que se traduce en un considerable aumento en la protección de nuestro cuero cabelludo. Como os podéis imaginar, el colágeno con magnesio también ayuda a mitigar unos efectos que, aunque irremediables, se pueden ralentizar bastante.
En lo referente al cuidado del cabello los beneficios son, de igual forma, bastante palpables. Como decíamos, con la edad, la producción de esta proteína va disminuyendo progresivamente y, a nivel cutáneo, esto se traduce en un déficit de aminoácidos necesarios para producir queratina. Algo que se traduce en una pérdida de elasticidad y firmeza de nuestro cabello.
En relación a nuestra boca, el magnesio ayuda a mantener nuestras piezas dentales en buen estado, mientras el colágeno, por su parte, fortalece tanto los dientes como las encías.
Un ejercicio de constancia
A pesar de su contrastada efectividad, y como cualquier tratamiento de salud y belleza que se precie, el uso de colágeno con magnesio debe configurarse como un tratamiento habitual y constante dentro de nuestra rutina de cuidado y belleza. No en vano, y esto va a depender de cada persona, los efectos positivos visibles (sobre todo en nuestra piel) no van a ser palpables hasta la séptima u octava semana de uso.
En definitiva, y como casi siempre suele ocurrir en estos casos, la clave para obtener resultados no es otra que la constancia, la perseverancia y la convicción de que ese es el camino para cuidar y mantener sano nuestro cuerpo.