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Psico

Problemas de conducta en niños

¿Cuándo llevar a nuestro hijo a un especialista? Con dolencias o sintomatología se recurre rápidamente al médico, sin embargo, cuando se trata de problemas psicológicos la tendencia es a demorarlos, a dejarlos pasar y no pedir ayuda a un psicólogo. Tenemos que aprender a ser instintivos y saber cuándo debemos reaccionar de la misma forma. Los padres deben aceptar a los hijos cómo son, expresarles su amor, facilitar sus expresiones y también marcar límites para prevenir problemas de conducta mayores. Una psicóloga nos da unas pautas para mejorar nuestra relación padre-hijo.

Si un niño está muy agresivo, apático o triste es síntoma de que puede tener un problema. Incluso los niños que no crean ningún tipo de conflicto, no comentan lo que les ocurre, son sumisos o quieren contentar siempre a los padres, pueden aparentar no necesitar ayuda y ser los que más urgentemente la necesiten. La respuesta más habitual suele darse ante un signo evidente como fracaso escolar, si nos avisan desde el colegio que algo no funciona bien porque tienen mala conducta o comportamiento, la tristeza, apatía, que no tiene ganas de jugar, si el niño que dice que sí a todo...En estos casos el niño puede esconder problemas emocionales.

Si nuestro hijo un día estalla nos está alertando de que algo ocurre. Hay algo que ha ido acumulando hasta que no ha aguantado más. Hay que permitirle que exprese eso que le está ocurriendo, sin juzgarle ni criticarle. Más que intentar zanjar la situación diciendo "tranquilo", cuando un niño está mal hay que acompañarle en su malestar. Hay que enseñarle al niño a canalizar sus temores, crisis y frustraciones.

Niña triste

Ante una pataleta es mejor alejarle de la situación, no enfadarse ni atender a esa conducta ya que para el niño el mayor logro es la atención de sus padres, si ve que se vuelcan y están pendientes de él ante una rabieta se dará cuenta que esa conducta es productiva. A veces, no sólo no sabemos llevar bien la pataleta de nuestros hijos sino que además, estamos alimentando sin querer esa conducta y potenciando que se repita. Para el niño es una forma de llamar la atención de sus padres, si ve que no funciona esa actitud no tendrá sentido para él. La mejor forma de evitarlo es atender y premiar a nuestros hijos cuando tienen una conducta positiva tranquila, serena y jovial y no responder a comportamientos inadecuados como gritos, chillidos y pataletas. No se trata de pasar del hijo y dejar hacer lo que quiera, se trata de establecer límites.

No hay que confundir dar libertad y no ser dictatorial para que los hijos puedan madurar a entender que hay que establecer pautas, marcar límites les dan tranquilidad y estabilidad. Los padres deben explicar lo que sí y lo que no puede hacer el hijo, no "porque lo digo yo" sino con un razonamiento coherente sin desgastarse en explicaciones que el niño no entienda. A veces, no es sólo el lenguaje verbal sino corporal, el tono y la postura y la manera de decirlo. Cuando el niño se siente respetado y acogido, el niño respeta al padre.

3 claves para evitar problemas de conducta en los hijos

  • Potenciar la autoestima del niño para que se sienta querido y aceptado, no porque consiga las cosas o cumpla nuestras expectativas sino por lo que él es en sí mismo.
  • Hacer que el niño sea asertivo y tenga capacidad para expresar sus problemas y emociones en cada momento. El niño debe ser capaz de decir lo que no se siente bien, lo que no le gusta o le enfada. Es algo positivo que sepa expresarse no se debe juzgar como algo negativo.
  • Saber comunicarse con los hijos. La comunicación es vital para que sepamos qué les ocurre a los hijos, la forma de conocer que les está pasando, para prevenir problemas fuera del hogar.
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