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Consecuencias de gritar a nuestros hijos cuando se portan mal

Hogarmania, 13 de septiembre de 2017

En ocasiones aunque tengamos paciencia y seamos tranquilos podemos perder el control de nuestros nervios y gritar a nuestros hijos cuando se portan mal.

Puede ser un hecho puntual del que seguro que nos arrepentiremos o convertirse en una forma de educar habitual. En el segundo caso, estamos cometiendo un error muy grave que puede ocasionar problemas de conducta y psicológicos en los más pequeños de la casa.

En determinadas ocasiones los padres ponemos en práctica modelos educativos heredados de nuestros propios padres siendo en algunas ocasiones un tanto estrictos o con exceso de autoridad.

En otras, nos dejamos llevar por el estrés o frustraciones de nuestro día a día y lo pagan nuestros hijos. Nada es justificable, aunque en ocasiones sí "comprensibles" puesto que todos somos humanos y nos dejamos llevar por las emociones.

Los psicólogos infantiles y pedagogos están de acuerdo en un aspecto: no hace falta humillar al niño, emplear la violencia verbal, amenazas de castigo o gritar para que obedezca y tenga un buen comportamiento. Al contrario.

Algunas de las consecuencias que podemos provocar en nuestros hijos por gritarles o regañarles en exceso son las siguientes:

1.- El uso reiterado del grito puede llevar al deterioro progresivo del autoestima del niño con lo que no se sentirá valorado ni querido e incluso puede convertirse en un rebelde desafiándonos constantemente.

Consecuencias de gritar a nuestros hijos cuando se portan mal

2.- Al ser los padres un ejemplo para los niños si tenemos una conducta agresiva o violenta y a base de gritos puede influir en que un futuro ellos también muestren este tipo de comportamiento con familiares, amigos o incluso con nosotros mismos.

3.- En algunos momentos gritar a nuestros hijos puede dar resultado y provocar el efecto que deseamos pero si se convierte en norma habitual el niño se acostumbrará con lo que nuestra actitud pasará de ejercicio de la autoridad a autoritarismo.

4.- Esta actitud y mal ambiente provocará en los niños un estado de nervios y ansiedad que no les ayudará en nada y perjudicará su desarrollo.

Si tras leer este artículo nos hemos sentido identificados quizá sea el momento de cambiar de estrategia y educar a nuestros hijos de otra manera, ellos lo agradecerán y nosotros también.

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