Las pesadillas y los terrores nocturnos son uno de los problemas más frecuentes que sufren los más pequeños de la casa, con lo que tenemos que saber cómo distinguirlos.
Hogarmania, 3 de enero de 2017
Niños
Las pesadillas y los terrores nocturnos son uno de los problemas más frecuentes que sufren los más pequeños de la casa, con lo que tenemos que saber cómo distinguirlos.
Hogarmania, 3 de enero de 2017
Mamá... no quiero dormir.
Qué te pasa cariño, ¿no tienes sueño?
No, es que... no quiero tener pesadillas de monstruos.
¿Cómo le ayudo?
Dormirse con miedo no es ni fácil ni sano para el bienestar emocional de un niño que aún está creciendo, que aún se está desarrollando. Si cuando vas a acostar a tu hijo detectas el miedo en sus ojos, no lo dudes, quédate con él.
Un niño que pasa miedo de noche, es un niño que no descansa todo lo que debiera. La calidad de sueño, afecta al descanso, al crecimiento, al desarrollo... pero también al proceso madurativo y a la adquisición de aprendizaje. Si durante el día observas que tu hijo está cansado, decaído o "apagado", pregúntate si su descanso es tan bueno como debiera.
¿Cómo sé si descansa lo suficiente?
Cada niño necesita dormir un número concreto de horas. No es algo que deba valorarse sólo en función de la edad si no también teniendo en cuenta la actividad física, intelectual y emocional que realiza. Un niño con un desgaste importante de energía, necesita recuperar de noche para poder asimilar y fijar los contenidos adquiridos de día.
El mejor indicador de que tu hijo ha aprovechado sus horas de descanso es que se despierte a la mañana sin necesidad de que se le avise. Si tu hijo no se despierta y cada mañana tienes que llamarle para que llegue al cole a tiempo, no está descansando tanto como podría.
¿Por qué no descansa suficiente?
Puede ocurrir que necesite dormir más horas para recuperarse de la actividad diaria que realiza. Si es así, sería suficiente con adelantar la hora en la que se mete a la cama. A veces media hora de sueño puede marcar la diferencia entre buena calidad de descanso o regular.
También podría tratarse de uno de los casos de insomnio infantil, en cuyo caso, probablemente ya lo sabrás y tu hijo estará recibiendo la ayuda necesaria para que la situación mejore. Pero puede ser que pesadillas o terrores nocturnos estén afectando al sueño de tu hijo.
¿Qué diferencia hay entre pesadillas y terrores nocturnos?
Las pesadillas
Las pesadillas tienden a producirse durante las tres primeras horas de sueño culminando en un despertar desagradable o un sobresalto con el que oímos que el niño nos llama o que está llorando. Lo habitual es que recuerden parte de lo que han soñado y que requieran consuelo y apoyo para calmarse y volver a conciliar el sueño.
Es probable que necesite hablar de ello para entender lo que ha ocurrido y poderlo contrastar con la vida real, pero no siempre es conveniente que se hable en el momento por lo que es importante saber empatizar con tu hijo y entender lo que necesita en ese instante.
No le recrimines si te dice que siente miedo. Hazle saber que el miedo es una emoción que surge en situaciones de peligro reales y que su cerebro se está entrenando. Dile que las pesadillas no son agradables pero si madurativas. Pasarán. Asegúrate que entienda que es de valientes reconocerlo porque esa es la vía para asumirlo y superarlo.
Quédate con él si lo necesita. Dale seguridad. Puedes acompañar de un spray anti monstruos o anti pesadillas pero ten en cuenta que siempre es más sano para su inteligencia emocional encontrar la seguridad en la persona -primero en sus padres y luego en él-, que en el objeto -spray o peluche-. Los "objetos consuelo" son meros sucedáneos de los brazos, de los abrazos, del cariño y de los besos que unos padres pueden transmitir a sus hijos.
Los terrores nocturnos
Los terrores nocturnos tienden a ocurrir cuando el niño lleva varias horas dormido. Tienen la peculiaridad de que el niño no siempre se despierta, y si lo hace no suele acordarse del contenido que ha soñado. Suelen alarmar porque es frecuente ver a los niños con los ojos abiertos hablando en estado de vigilia o incluso de pie.
Sin embargo, si quieres cuidar el bienestar emocional de tu hijo, y que recupere el sueño reparador, no debes despertarlo, si no ayudarle utilizando el contacto físico -las caricias-. También tu voz puede ayudar a reconducir el sueño con frases similares a: "descansa tranquilo que ya me ocupo yo".
Dar una respuesta que sintonice con el malestar del niño siempre ayuda. @educaemocio