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Niños

Reñir a tu hijo en público


Reñir en público a tu hijo no es la mejor forma de solucionar el problema ante una actitud no deseada, te contamos el por qué.

Hogarmania, 20 de octubre de 2016

Seguramente has reñido a tu hijo en alguna ocasión en público: ya sea en alguna plaza, centro comercial, escuela o en una reunión familiar o con amigos. Probablemente hayas perdido los nervios y le has llamado la atención o hablado en voz alta. Es probable también que el pequeño se estaba portado mal y se merecía una regañina.

Pues bien, mal hecho. Y te preguntarás ¿por qué? El simple hecho de levantar la voz, reñir o incluso dar un pequeño azote en público a tu hijo hace que él se siente doblemente humillado. Es un lugar público, a la vista de amigos, padres y demás personas. No estás en la intimidad de tu hogar.

Es cierto, que cada uno es libre a la hora de educar a sus hijos (hasta cierto punto y evitando cualquier tipo de violencia, por supuesto) pero según las últimas recomendaciones pedagógicas, las estrategias no son las anteriormente comentadas para reconducir la actitud del niño.

Por ello vamos a destacar una serie de pautas que pueden ayudarnos a la hora de reconducir la actitud de nuestro pequeño, tanto en público como en privado.

- Cuando el niño tenga una discusión o disputa lo mejor es acudir donde está y llevarle a un lugar apartado para darle “una charla” siempre en tono sereno, tranquilo, buscando que se relaje y medite sobre lo que ha hecho.

- En relación a la primera recomendación, señalar que no es conveniente que los demás padres o personas vean cómo le recriminamos a tu hijo su comportamiento. No estamos en un entorno privado.

- No recriminar, ponerle la mano en la espalda de forma tranquila y cariñosa, además de decirle que ya hablaremos en casa. Debe ser suficiente.

- No actuar en “caliente”, contar hasta 10 e intentar que nuestro nivel de ansiedad (y el del niño) sea el menor posible para no montar un espectáculo o dar qué hablar.

- Un buen truco para “cortar por lo sano” es ofrecerle agua. Ya hablaremos con él después, es realizar un paréntesis.

- Empatizar y no emplear su tono a la hora de hablarle, hay que hacerlo de forma relajada y de forma cordial, lo entenderá mejor.

- No amenazar. Es decir, no hay que decirle que “a la siguiente” nos vamos o que le quitamos el juguete. La idea es emplear el tono positivo, algo así como “con lo bien que estamos aquí, no nos queremos ir a casa ¿verdad?”.

- Un abrazo. No hay nada mejor. Pruébalo.

Muchas gracias a la web Educación Emocional por publicar esta excelente información.

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