Las lentillas son una opción muy cómoda para las personas con problemas de visión (miopía, astigmatismo...). Sin embargo, son muy delicadas y hay que seguir una serie de cuidados y precauciones para utilizarlas de manera adecuada.
Según las características oculares de cada persona, pueden producir irritación o molestias. Hay diferentes tipos de lentes según su duración (diarias, mensuales, trimestrales y anuales) y según sus características (duras o blandas).
A continuación, explicamos cuáles son los errores más comunes a la hora de utilizar lentes de contacto y cómo utilizarlas correctamente:
1. No utilizar las medidas de higiene adecuadas
Las lentillas mensuales, trimestrales o anuales necesitan un mantenimiento diario. Entre otras cosas, se debe renovar el estuche donde se guardan las lentes de contacto con frecuencia y cambiar el líquido de las lentillas diariamente. De lo contrario, este pierde sus propiedades desinfectantes y es más probable el paso de diferentes tipos de bacterias.
Cuando se termina el líquido de las lentillas o se olvida en casa, una solución recurrente es limpiarlas con agua del grifo y sal. Los expertos en oftalmología advierten que esto permite conservar las lentillas, pero no las desinfecta. De hecho, aumenta el riesgo de sufrir infecciones en la córnea, como queratitis.
La mejor opción es optar por lentes de un solo uso. Son las más higiénicas y cómodas, ya que no requieren de una rutina de limpieza. De esta forma, se evita que se acumulen depósitos que pueden causar irritación o sequedad.
2. Alargar el tiempo de vida útil de las lentillas
El fabricante calcula la duración de cada modelo de lentilla para evitar riesgos oculares y garantizar una buena visión. Es importante no sobrepasar los tiempos recomendados. De lo contrario, podrían producirse daños oculares, además de una sensación de mayor incomodidad y sequedad.

3. Orden del maquillaje
El maquillaje forma parte de la rutina diaria de muchas. Además, los ojos son uno de los grandes protagonistas: rímel, eyeliner, sombras… Pero, sí utilizas lentillas, no olvides ponértelas antes de empezar a maquillarte para evitar que estas se manchen. Antes de desmaquillarse, también hay que retirar la lente de contacto.
4. Nadar o ducharse con las lentillas puestas
El contacto con el agua eleva el riesgo de infecciones graves. Además, las gafas de bucear no evitan por completo la entrada de agua. Si es totalmente imprescindible, puedes nadar con unas lentillas de un solo uso usando unas gafas ajustadas. Lo mismo sucede al ducharse. Hazlo siempre sin lentillas. Aparte de agua, también puede entrar alguna partícula de jabón.

5. No quitarse las lentillas para dormir
¿Quién no se ha dormido alguna vez con las lentillas puestas? Dormir con lentes de contacto supone un factor de riesgo para el desarrollo de queratitis, también conocida como inflamación de la córnea. Los expertos recomiendan quitárselas siempre antes de dormir, hasta aquellas aceptadas para ello.
El tiempo máximo recomendado para llevar puestas las lentillas es de 12 horas diarias. De lo contrario, existe riesgo de sequedad ocular y queratitis. Por ello, es recomendable quitarlas al llegar a casa y utilizar las gafas, aunque sea sólo por un rato antes de volver a salir. De esta forma, el ojo se oxigena y tolera mejor las lentillas.
7. No usar lágrimas artificiales para combatir la sequedad
Estas lágrimas son colirios que tratan de imitar lágrimas naturales. Ayudan a combatir la sequedad que produce el uso de lentes de contacto.
Además, existen factores como estar muchas horas delante de la pantalla del ordenador que, al implicar un mayor esfuerzo visual, producen sequedad asociada a la reducción del parpadeo. En estos casos, es conveniente tener siempre a mano en la oficina lagrimas artificiales. Además, el uso de estas protege las lentes de bacterias y mantiene el ojo hidratado en todo momento.
