Una arritmia es, según la Fundación Española del Corazón, una alteración del ritmo cardíaco. Cómo consecuencia de ese cambio en la frecuencia cardíaca, el corazón puede latir, tal y como indican los especialistas, demasiado rápido, demasiado lento o de manera irregular. Pero de esto hablaremos más adelante.
Antes de entrar a profundizar sobre este trastorno, es fundamental conocer el funcionamiento del corazón. Pues bien, tal y como explican en la Fundación Española del Corazón, los latidos del corazón ocurren como consecuencia de unos impulsos eléctricos que hacen que las aurículas y los ventrículos, es decir, las cavidades del corazón, se contraigan de forma adecuada, sincrónica y rítmica.
Cuando hay variaciones en esos movimientos, entonces hablamos de arritmias. Pero, ¿de qué manera se manifiesta esta alteración del ritmo cardíaco?
¿Cuáles son los síntomas de una arritmia cardíaca?
Además de conocer los síntomas que provoca una arritmia, es interesante tener en cuenta que puede darse en cualquier situación y contexto, puede aparecer haciendo ejercicio o en reposo.
Cabe destacar que, aunque los síntomas que mencionamos a continuación son los más habituales, las arritmias pueden, según la Fundación Española del Corazón, pasar inadvertidas y detectarse casualmente cuando se realizan pruebas diagnósticas.
Los principales síntomas a los que hacemos referencia son:
- Palpitaciones, o lo que es lo mismo, sensaciones desagradables de los latidos cardíacos propios que se perciben como si el corazón estuviera latiendo con violencia o acelerado.
- Síncope o pérdida del conocimiento.
- Mareo o vértigo.
- Disnea o dificultad para respirar.
- Sudoración.
- Fatiga.
- Dolor o molestia en el pecho.
- Ansiedad.
¿Sabías que, la causa más habitual de muerte súbita una arritmia cardíaca llamada fibrilación ventricular? En estos casos, la alteración del ritmo cardíaco hace que el corazón pierda su capacidad de contraerse de forma organizada, por lo que deja de latir. Los profesionales definen muerte súbita como la aparición repentina e inesperada de una parada cardíaca en una persona que aparentemente se encuentra sana y en buen estado.
Tipos de arritmias
Las arritmias se pueden clasificar según dónde se originen, es decir, si se producen en las aurículas o los ventrículos, o según la velocidad de la frecuencia cardíaca que causan.
Se denomina bradicardia o bradiarritmia al tipo de arritmia cuyo ritmo cardíaco es más lento, es decir, que está por debajo de los 60 latidos por minuto (lpm). Para entender este dato, es relevante tener en cuenta que el ritmo cardíaco normal ronda entre los 60 y 100 latidos por minuto.
Al ritmo cardíaco más rápido de lo normal se le llama taquiarritmia o taquicardia. Este último término te resulta familiar, ¿verdad? En este caso, las pulsaciones superan los 100 lpm.
Poe su modo de presentación, se puede diferencia entre arritmia crónica y paroxística. La crónica tiene, según la Fundación Española del Corazón, carácter permanente, y la paroxística s presenta en ocasiones puntuales.
¿Cuáles son las causas de las arritmias?
- Enfermedades cardiovasculares como hipertensión o infarto de miocardio.
- Diabetes.
- Estrés.
- Hipotiroidismo o hipertiroidismo.
- Obstrucción de las arterias del corazón.
- Enfermedades sistémicas como la mononucleosis infecciosa.
Diagnóstico y tratamiento para las arritmias
Para diagnosticar una arritmia, lo primero que hacen los especialistas es analizar los síntomas del paciente y someterle a un examen médico.
Algunas de las pruebas médicas a las que, habitualmente, se somete a los pacientes son: electrocardiograma, ecografía, ecocardiograma y prueba de esfuerzo, aunque hay otras pruebas.
En función de la gravedad de los síntomas de la arritmia y su diagnóstico, el tratamiento a llevar a cabo será uno u otro. Puede tratarse con medicación, marcapasos, desfibrilador, o mediante la ablación, un procedimiento que se utiliza para corregir problemas de ritmo cardíaco.
¿Cómo prevenir una arritmia cardíaca?
Para prevenir tanto una arritmia cardíaca como cualquier enfermedad cardiovascular, los profesionales recomiendan:
- Seguir una dieta sana y equilibrada.
- Hacer ejercicio con frecuencia.
- Evitar el tabaco y el alcohol.
- Reducir los niveles de estrés.
- Controlar el consumo de cafeína.
Desde Hogarmania te recomendamos que, para cualquier duda que te surja, no dudes en consultar a tu médico de cabecera o profesional especialista.