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Prevención y cuidados

Cuidado de la piel en verano

La piel es el mayor órgano del cuerpo humano, ya que cubre todo nuestro organismo protegiendo sus estructuras y órganos internos de los agentes nocivos en su exterior. Para un cuidado de la piel correcto, que garantice su salud y belleza, debemos mantener un estilo de vida saludable.

En este sentido, hay tres aspectos a tener en cuenta: la protección frente al sol, la alimentación y el uso de tratamientos adecuados para su cuidado.

Protección solar, fundamental para el cuidado de la piel

No debemos protegernos del sol únicamente el día que vamos a la playa o la piscina, sino que siempre que estemos expuestos a sus rayos, ya sea en la playa, en el monte, haciendo deporte al aire libre o dando un paseo por la ciudad, debemos tener la precaución de protegernos. De esta forma, podemos evitar el desarrollo de tumores (carcinomas y melanomas) y el envejecimiento prematuro.

En este sentido, la protección solar se puede conseguir evitando la exposición y buscando la sombra, o con gorras, viseras, ropas, gafas de sol o cremas fotoprotectoras (filtros solares).

Afortunadamente, la concienciación sobre la importancia del cuidado de la piel frente al sol ha aumentado considerablemente a lo largo de los años. Hace 30 años, por ejemplo, se recomendaba el uso de factores de protección solar 4, cuando a día de hoy hablamos habitualmente de protección 50 o superior.

El número de índice de protección que aparece en la caja indica cuánta radiación UVB filtra dicha crema. La radiación UVB es la responsable de las quemaduras solares y del daño del ADN celular que puede producir mutaciones potencialmente cancerígenas.

Así, por ejemplo, los fotoprotectores con un índice de protección del 2, filtran el 50% de la radiación UVB y los de 50+ filtran el 98% de la radiación UVB. Además, ninguna crema de ningún índice de protección llega a filtrar el 100% de la radiación UVB, por lo tanto no existen las mal llamadas 'pantallas totales'.

Si queremos que la crema proteja de la radiación UVA (responsable del bronceado pero también de las arrugas y manchas solares e inductora del cáncer de piel) debemos fijarnos que lo ponga específicamente en el envase. En general, la protección para UVA es un tercio de la que pone para UVB. Por lo tanto una crema del 30, nos protege 30 de UVB y 10 de retinol.

En términos generales, estaremos bien protegidos de la radiación que produce las quemaduras con una crema de índice 30 y si además queremos evitar la radiación que produce las manchas solares o las arrugas, necesitaremos una de 50+ o más. El efecto de las cremas de protección, sean del índice que sean, dura sólo dos horas. Por ello, tenemos que aplicarnos de nuevo el producto cada 2 horas y después de bañarnos o sudar abundantemente.

Cuidado de la piel en verano2

Cuida tu piel con frutas de temporada como fresas o sandía

Una correcta alimentación es también vital para el cuidado de la piel. En los días calurosos de verano debemos mantener una buena hidratación y las frutas de temporada son un aliado perfecto en este sentido. Consume melón, sandía, manzana, cereza, fresas... que ayudarán a aportar a tu piel un nivel óptimo de agua.

También es recomendable el consumo diario de cerca de 1,3 litros de agua y otros líquidos para equilibrar las pérdidas y mantener el nivel adecuado de hidratación. De este modo, no solo mantienes tu piel perfectamente hidratada, sino que además facilitas la eliminación de toxinas.

Vitamina C y retinol, imprescindibles en la lucha contra el envejecimiento

En el proceso de envejecimiento de la piel podemos distinguir entre factores intrínsecos (edad) y factores extrínsecos (fotoenvejecimiento). Estos últimos son los factores sobre los que podemos actuar: la radiación solar, la alimentación, el estrés, el tabaco...

Junto con hábitos saludables es recomendable la utilización de productos con principios activos que retrasen el proceso de fotoenvejecimiento. La vitamina C y el retinol son actualmente los más efectivos para el cuidado de la piel tras los efectos dañinos de la radiación solar. Su uso conjunto supone el tándem perfecto para conseguir los mejores resultados para retrasar el fotoenvejecimiento.

Por un lado, la vitamina C es un gran antioxidante y elemento indispensable para la formación de factores de crecimiento de los fibroblastos, las células que se encargan de producir colágeno, elastina, ácido hialurónico... en nuestra epidermis. Por otro lado, el retinol o vitamina A es un activo necesario para la regeneración celular. Debe tenerse en cuenta que este último puede provocar fotosensibilidad por lo que se recomienda sus uso por la noche.

Finalmente, para garantizar la salud de nuestra piel es aconsejable una revisión por parte de un especialista antes y después del verano por si hubiesen aparecido cambios y valorarlos para prevenir el cáncer de piel.

Dr. Juan Ignacio Padró
Especialista en Dermatología de IMQ

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