Los ojos de los niños son más sensibles que los de los adultos y las gafas de sol ayudan a protegerlos de los efectos nocivos del sol.
Hogarmania, 3 de agosto de 2020
Prevención y cuidados
Los ojos de los niños son más sensibles que los de los adultos y las gafas de sol ayudan a protegerlos de los efectos nocivos del sol.
Hogarmania, 3 de agosto de 2020
Es importante proteger nuestra piel y la de los niños, pero a veces nos olvidamos de la salud ocular. El sol proporciona a los niños gran parte de la energía necesaria para la vida, pero una sobreexposición puede producir cambios patológicos tanto en su piel como en sus ojos.
El ojo del niño es más sensible que el del adulto a los efectos nocivos del sol -recibe al año 3 veces más radiación solar que un adulto- ya que su cristalino, que ejerce de filtro solar, aún no está en pleno funcionamiento. Antes del primer año de vida, el cristalino deja pasar el 90% de la radiación UVA y el 50% de la UVB llegando directamente a la retina, lo que puede provocar daños a corto y largo plazo.
A pesar de ello, muchos padres no toman las medidas necesarias para proteger los ojos de sus hijos de la radiación solar, debido a un desconocimiento generalizado de sus peligros, lo que puede tener graves consecuencias. Los daños que la radiación solar puede producir a corto plazo pueden ser la queratitis (quemaduras solares), que en los más pequeños se manifiestan con síntomas de dolor, fotofobia y enrojecimiento de los ojos.
A largo plazo el daño puede ser más severo: se pueden producir alteraciones agudas de la córnea, lesiones degenerativas y quemaduras agudas en la retina, que dañan la visión de forma severa y permanente.
La exposición excesiva a la radiación solar durante los primeros años de vida puede provocar la aparición en la edad adulta de patologías como las cataratas, la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) o el Pterigion.
Para reducir el riesgo de padecer estas patologías sin que afecte a las actividades de los niños, es fundamental que éstos utilicen gafas de sol. Determinados estudios han demostrado que el uso de gafas de sol y sombreros durante la infancia reduce significativamente la incidencia de enfermedades oculares como el DMAE en la edad adulta.
Hay que tener en cuenta, sin embargo, que las gafas de sol no son un juguete y se debe explicar a los niños las consecuencias de no llevarlas y que, aun llevándolas puestas, nunca deben dirigir su mirada directamente al sol.
Las gafas de sol infantiles, al igual que las de los adultos, deben estar homologadas y llevar la marca CE (Conformidad Europea) como estándar mínimo de calidad. Adquirir las gafas de sol en un establecimiento sanitario de óptica garantiza que las lentes cumplan todos los parámetros de calidad y seguridad y que tengan el filtro adecuado para las necesidades y actividades cotidianas del niño.
Además de las gafas, es importante tomar otras medidas como usar viseras o sombreros siempre que los niños estén al aire libre y evitar que se expongan directamente al sol entre las 10.00 y las 14.00 horas, pues durante esa franja horaria recibimos el 60% de la radiación ultravioleta diaria, y tampoco dejar que jueguen al sol entre las 12.00 horas y las 16 horas ni siquiera con protección. Se debe mantener especial cuidado en la playa, ya que la arena refleja hasta el 15% de la radiación solar. Los bebés, por su parte, no deben tomar el sol.