Los síntomas de las varices son bien conocidos: pesadez de piernas, dolor, picor, hinchazón de los tobillos, manchas...pero no solo eso, los bultos que producen en la piel nos resultan antiestéticos hasta el punto, en algunos casos, de evitar los pantalones cortos incluso en verano.
Además, también está la posibilidad de que surjan otras complicaciones que afecten a la salud y que pueden darse en pacientes con insuficiencia venosa, porque los bultos en la piel son solo la punta del iceberg, es decir, el problema real no se ve, solo está al alcance del ecógrafo porque está dentro, en las venas.
Esperar a que las varices duelan y sean realmente molestas para tratarlas no es la solución. Las varices no desaparecen por sí solas, sino que, si no se tratan, van a más.
La función de las venas de las piernas es transportar la sangre sin oxígeno y con los desechos celulares al corazón para poder de nuevo ser oxigenada y purificada. Las venas de las piernas tienen dos circulaciones diferentes: el sistema venoso profundo, que discurre más profundo, por dentro de los músculos, y el sistema venoso superficial, que discurre por encima de los músculos.
El sistema venoso profundo transporta el 90% de la sangre desde las piernas hacia el corazón y, siendo el más importante, no suele ser el causante de las venas varicosas.
El sistema venoso superficial está compuesto por las venas safenas, causantes en más del 90% de los casos de la aparición de las venas varicosas que se ven como venas abultadas gruesas debajo de la piel.

Finalmente, en el nivel más cercano a la piel se sitúan las venas reticulares que se transparentan a través de la piel como venitas muy finas y superficiales que parecen arañas.
Todas las venas (superficiales y profundas) tienen válvulas que se abren solo cuando la sangre viaja hacia arriba. Una vez que la sangre pasa por las válvulas, éstas se cierran, impidiendo el retroceso de la sangre.
Cuando estas válvulas no se cierran correctamente, la sangre refluye hacia abajo, y es lo que llamamos reflujo. Esto crea una excesiva presión en las paredes de las venas, haciendo que se dilaten y aparezcan las venas varicosas debajo de la piel. Cuanto más se dilatan las venas, más ineficaces se vuelven las válvulas y más aumenta el reflujo.
Para poder eliminar las venas varicosas de manera eficaz hay que tratar la vena madre que las provoca: las venas safenas o las venas perforantes. Si solo tratamos las ramas, el reflujo de la sangre en las venas safenas persistirá y, antes o después, aparecerán otras varices.
¿Cómo se pueden tratar las varices?
Algunas personas deciden no tratar sus varices y puede que vivan toda la vida con molestias crónicas, pero sin mayores complicaciones.
Las medias de compresión pueden aliviar el dolor y las molestias porque facilitan el movimiento de la sangre estancada en las piernas hacia el corazón por la presión que ejercen, pero si se tiene sintomatología no se recomienda su utilización como alternativa al tratamiento definitivo.
Termoablación Endovenosa
Es la eliminación de las varices por calor aplicado dentro de la vena. Se utilizan dos métodos para generar calor dentro de la vena: el láser endovenoso y la radiofrecuencia.
Láser endovenoso
El láser endovenoso consiste en la inserción de una fibra óptica de láser muy fina en la vena safena enferma. Una vez ubicada la fibra se selecciona la energía del láser que debe ser aplicada y se retira la fibra lentamente para que el calor selle las paredes de la vena definitivamente. Tanto la inserción como la extracción posterior de la fibra se visualizan mediante ecografía para llevar un control óptimo de todo el proceso.

Actualmente, diversos organismos internacionales de salud lo consideran el tratamiento de primera elección por tener menos recaídas y menos molestias post-tratamiento, permitiendo retomar la actividad habitual de forma inmediata y utilizando solamente anestesia local.
Según un estudio elaborado por el equipo de la Clínica Dermitek de 1.500 casos de varices tratados con láser endovenoso y seguimiento un año, en el 99,6% de los casos las varices no volvieron a aparecer.
Radiofrecuencia
La radiofrecuencia es otra técnica de termoablación endovenosa que utiliza un electrodo más grueso que la fibra del láser y que también se introduce dentro de la vena. Precisa la utilización de catéteres y agujas más gruesas por el calibre del electrodo, lo cual dificulta el recorrido por el interior de la vena. El procedimiento y los resultados son similares a los del láser.

Eliminación de las varices con pegamento
El pegamento, N Butil cianoacrilato, es un tratamiento especialmente indicado para personas jóvenes y con pocas varices. Es un tratamiento de segunda elección porque, si bien cuenta ya con el aval de estudios con buenos resultados a cinco años, todavía los resultados que consigue el láser endovenoso son mejores.
Para realizar este tratamiento se introduce un catéter en la vena enferma y se va aplicando un adhesivo biológico en todo su recorrido, sellándola. Tiene la ventaja de no requerir anestesia local en toda la longitud de la vena y que, en la mayoría de los casos, no es necesario utilizar medias de compresión.
Espuma o microespuma
Esta técnica se conoce como "escleroterapia con espuma guiada por ecografía" y consiste en inyectar a través de una fina aguja dentro de la vena enferma, una mezcla de una sustancia, Polidocanol o Sotradecol, con aire o con gases en una determinada concentración, para sellarla por una reacción química dentro de la vena.
Es una técnica eficaz para tratar las ramas varicosas dependientes de las venas safenas. Su efecto secundario más frecuente es la aparición de manchas marrones que pueden tardar varias semanas en desaparecer.
La mayor desventaja de este método cuando se utiliza para tratar venas safenas es la probabilidad de que las venas cerradas se vuelvan a abrir y que vuelvan a aparecer las varices, que puede llegar hasta el 40% de los casos.

Clarivein: eliminación de varices por sistema mecánico-químico
Se realiza un acceso a la vena y se introduce dentro de ella un catéter que tiene una guía metálica en su interior. Esta guía metálica da vueltas dentro de la vena enferma lesionando su pared interna, e inyectándose a la vez Polidocanol. Esto produce el cierre y sellado de la vena. Este sistema tiene la ventaja de que no requiere anestesia local, y como desventaja que la probabilidad de que vuelvan a aparecer las varices es más elevada, en torno al 6-10%.
Este es el método usado tradicionalmente para tratar las venas safenas. Este procedimiento requiere numerosas incisiones que necesitan sutura y un período de recuperación prolongado. Se realiza con anestesia general o raquídea. Además, el índice de varices operadas que vuelven a salir es de alrededor del 20%.