En primer lugar podemos definir los vómitos como la expulsión violenta del contenido del estómago a través de la boca del niño quedando vacío.
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Hogarmania, 8 de julio de 2021
Prevención y cuidados
En primer lugar podemos definir los vómitos como la expulsión violenta del contenido del estómago a través de la boca del niño quedando vacío.
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Hogarmania, 8 de julio de 2021
Pueden presentarse con náuseas y dolor de estómago o de abdomen. Lo normal es que duren uno o dos días aunque pueden ser más. En ocasiones van acompañados de diarrea con lo que el médico tendrá que valorar si nos enfrentamos a una gastroenteritis.
En la mayoría de las ocasiones los vómitos se producen por una infección del tubo digestivo aunque pueden originarse por otras causas: enfermedades neurológicas; intoxicaciones y trastornos del aparato digestivo; y golpes en la cabeza.
Por otro lado está la bocanada o regurgitación del bebé donde expulsa pequeñas cantidades de biberón o papilla del estómago, como si las dejara escapar o rebosara. Es muy normal en los bebés puesto que todavía tienen el esófago sin "formar" y de esta manera expulsan la comida fácilmente y sin esfuerzo.
En primer lugar conviene realizar un reposo digestivo durante 20-30 minutos o lo que es lo mismo no comer ni beber nada durante ese periodo de tiempo.
A continuación daremos al niño un suero de rehidratación oral hiposódico (de venta en farmacias) con frecuencia pero en pequeñas cantidades con una cuchara o jeringuilla (una o dos cucharadas o 5-10ml cada diez minutos), aumentando de forma progresiva si no se producen más vómitos. Una vez que el pequeño tolere los líquidos ofrecerle comida en pequeñas cantidades y sin forzarle.
Sin prescripción médica no debemos administrarle medicamentos aunque nos lo hayan recetado en tratamientos anteriores para paliar los vómitos. Tenemos que tener mucho cuidado de que el bebé o niño no se deshidrate porque puede llegar a ser peligroso.
Conozcamos los signos de deshidratación y controlemos los siguientes detalles: llanto sin lágrimas; ojos hundidos; boca seca o pegajosa; irritabilidad, palidez, sudoración o decaimiento; pañales secos por falta de orina y fontanela hundida.
Si los vómitos son persistentes, de color verde o con sangre hay que acudir de forma inmediata al médico, al igual que si el niño está decaído, muy irritable, somnoliento o si padecen dolores en la cabeza o abdomen.