Seguro que, en más de una ocasión, has escuchado decir que el aceite de rosa mosqueta es unos de los grandes aliados para el cuidado de la piel. Pero, ¿qué es exactamente la rosa mosqueta y por qué se la denomina una joya de la naturaleza?
La mosqueta es, tal y como la define la Real Academia Española, un rosal con tallos flexibles, muy espinosos, de tres a cuatro metros de longitud, hojas lustrosas, compuestas de siete hojuelas ovales de color verde claro, y flores blancas, pequeñas, de olor almizclado, en panojas espesas y terminales.
Su aceite se extrae de las semillas que contienen sus frutos y tiene un alto contenido en ácidos grasos como el omega 3 y el omega 6.
Gracias a estos componentes, el aceite de rosa mosqueta es ideal para regenerar los tejidos dañados y prevenir las arrugas y el envejecimiento prematuro. De ahí que sea uno de los productos que más se está utilizando en el área de la dermatología, nutrición y cosmética.
Aunque se le conoce popularmente como mosqueta y aceite de rosa mosqueta, su nombre es rosa rubiginosa, una variedad silvestre de plantas del género rosa, de la familia de las rosáceas.
O lo que es lo mismo, una planta que posee extraordinaria propiedades regeneradoras, hidratantes y cicatrizantes con grandes beneficios para la salud de la piel. ¿Habías oído antes hablar de ella? ¿La has llegado a utilizar?
Propiedades del aceite de rosa mosqueta
Tal y como hemos mencionado, el aceite de rosa mosqueta contiene altos niveles de ácidos grasos esenciales, entre los que se distinguen los poliinsaturados (77%), linoleico (44-49%) y linolénico (28-34%). Estos últimos son, en parte, los responsables de la beneficiosa acción del aceite de rosa mosqueta en la regeneración de la piel.
Estos ácidos son sustancias nobles. ¿Qué significa eso? Que son indispensables para las áreas en las que existen altos índices de proliferación de células nuevas como las del rostro. Además, la cáscara pulposa de sus semillas presenta un alto contenido en vitamina C.
Además de sus efectos en las capas externas de la piel, el aceite de rosa mosqueta también revitaliza las células de las capas interiores, revigorizando el fibroblasto, las células que producen colágeno y elastina responsables de la firmeza y elasticidad de la piel.
Si quieres saber más sobre los beneficios que le aporta el colágeno a la belleza, ¡sigue leyendo!
¿Qué hace la rosa mosqueta en la piel?
- La nutre eliminando las arrugas no profundas y retrasa la aparición de líneas de expresión.
- Regenera los tejidos dañados reduciendo cicatrices y tratando la piel expuesta a radioterapia.
- Redistribuye la pigmentación permitiendo la eliminación de manchas o marcas producidas por acné, varicela o viruela.
- Previene y corrige el fotoenvejecimiento y los problemas cutáneos por exposición a radiaciones solares a través de la autogeneración de melanina, el pigmento natural encargado de dar color al pelo, los ojos y la piel.
- Previene las estrías, por eso se recomienda aplicar en la piel de zonas delicadas como abdomen y pecho durante el embarazo.
- Repara y calma la piel irritada después del afeitado o una sesión de depilación.

En definitiva, una joya de la naturaleza que nos va a ayudar a tratar todas las heridas provocadas por los cambios de temperatura como las ampollas alrededor de los labios. Pero no solo eso, con ella también podemos hacer frente a las arrugas de del contorno de los ojos.
Es decir, todo lo que tenga que ver con problemas de la piel y el proceso para regenerar la piel.
Usos del aceite de rosa mosqueta
La rosa mosqueta se puede aplicar directamente sobre la piel, como ingrediente de un cosmético o mezclada con la crema hidratante que utilizas. ¿Cómo? Pues muy sencillo, añade unas gotas de aceite esencial a tu hidratante diaria para potenciar el efecto reparador sobre la piel.