El milagro del caldo de huesos, ¿de verdad es tan bueno como dicen?

Se ha vuelto viral en redes y está en boca de todos los que buscan una alimentación saludable. Pero, ¿es el caldo de huesos tan milagroso como aseguran? Te explicamos todo lo que necesitas saber.
¿Qué es el caldo de huesos y por qué todo el mundo habla de él?
El caldo de huesos no es ninguna novedad. Se trata de una preparación tradicional que consiste en cocer durante horas huesos de pollo, ternera, cerdo o pescado para extraer sus nutrientes. Lo que sí es nuevo es su resurgir como "superalimento" en redes sociales y entre celebridades del bienestar. Gwyneth Paltrow, por ejemplo, lo ha incluido en su rutina detox. Y en TikTok, Instagram y YouTube abundan vídeos que aseguran que tomar una taza diaria mejora la piel, fortalece las articulaciones y ayuda a dormir mejor.
¿Pero qué hay de cierto en todo esto?

Beneficios del caldo de huesos: ¿mito o realidad?
Aporta colágeno, ¿pero lo aprovechamos?
Una de las razones por las que el caldo de huesos se ha hecho popular es por su contenido en colágeno. Este se libera al cocer durante muchas horas los cartílagos y tejidos conectivos de los huesos. Sin embargo, el cuerpo humano no absorbe el colágeno directamente: lo descompone en aminoácidos, que luego usa según sus necesidades. Es decir, puede ayudar, pero no es una fuente directa de "colágeno para la piel".
Mejora la digestión
Muchos nutricionistas apuntan que el caldo de huesos puede beneficiar al sistema digestivo gracias a la gelatina y la glutamina, que ayudan a regenerar la mucosa intestinal. Por eso se recomienda en dietas antiinflamatorias o para personas con molestias digestivas leves.
Ayuda a las articulaciones
Contiene compuestos como la condroitina o la glucosamina, presentes de forma natural en cartílagos, que pueden favorecer la salud articular. Aunque los estudios son limitados, algunas personas aseguran notar menos molestias cuando lo incorporan de forma habitual a su dieta.
¿Tiene efectos secundarios?
En general, es una preparación segura. Sin embargo, las personas con niveles elevados de ácido úrico deben tener precaución, especialmente si el caldo se hace con huesos ricos en colágeno. También es importante no abusar de la sal o de aditivos como los cubitos concentrados, que pueden aumentar el sodio.
Otro tema que ha generado debate es el de los metales pesados. Algunos estudios han sugerido que huesos de animales criados en malas condiciones podrían contener trazas de plomo u otros contaminantes, aunque los niveles encontrados están por debajo de los considerados peligrosos.

Cómo hacerlo en casa (y sacarle todo el partido)
La mejor forma de disfrutar del caldo de huesos es prepararlo tú mismo. Solo necesitas:
- Huesos de buena calidad (mejor si son ecológicos o de pasto).
- Agua, un chorrito de vinagre (para ayudar a extraer los minerales) y vegetales como cebolla, apio o zanahoria.
- Cocción lenta: al menos 6 horas, aunque muchas personas lo dejan 12 o más para obtener una textura gelatinosa.
- Puedes usar una olla convencional, una olla exprés o una olla lenta (slow cooker).
Puedes congelarlo en porciones y tomarlo como bebida caliente o usarlo como base para sopas, arroces o guisos.
Si quieres una receta completa paso a paso, puedes seguir esta de Cocinatis, ideal para principiantes y perfecta para lograr un caldo sabroso, gelatinoso y lleno de nutrientes.

¿Es realmente un milagro?
Como ocurre con muchos alimentos de moda, el caldo de huesos no es mágico, pero sí es interesante. Aporta minerales, puede ayudar a la digestión y es reconfortante en épocas frías o cuando estamos enfermos. Si se consume como parte de una dieta variada y equilibrada, puede ser un gran aliado.
¿Milagroso? No. ¿Útil y saludable? Sí, con matices.