El imprescindible pueblo medieval de Girona con el mejor arroz

Es un fijo en la ruta de los pueblos más bonitos de Cataluña y además, esconde uno de los mejores alimentos de todo el Ampurdán. Si vas a la Costa Brava, reserva un día para conocer el pueblo medieval de Pals ¡y no te vayas sin probar su arroz! Ya sea a la cazuela (plato tradicional de la comarca) o con marisco, es un manjar de calidad superior que tienes que disfrutar. Te cuento qué ver en Pals y dónde comer el mejor arroz con bogavante de la zona.
Si tienes pensado pasar unos días en la Costa Brava, deja la playa por un día (o por unas horas, aunque sea) para conocer este pueblo medieval que siempre forma parte de la ruta de los pueblos que no te puedes perder en Girona.
Y que además, acaba de ser seleccionado como uno de los candidatos españoles a recibir el reconocimiento Best Tourism Villages (Mejores Pueblos Turísticos) 2024 que otorga ONU Turismo, junto a Casares (Málaga), Ainsa (Huesca), Sos del Rey Católico (Zaragoza), Cudillero (Asturias) y Mura (Barcelona).
Qué ver en Pals
El núcleo antiguo del pueblo está situado en lo alto de una pequeña montaña y es un entramado de calles estrellas y empedradas, casas de piedra y edificios de gran valor histórico y arquitectónico.
Entre los monumentos más destacados se encuentra la Torre de las Horas, una torre de vigilancia medieval que ofrece unas impresionantes vistas panorámicas de la comarca, y la Església de Sant Pere, una iglesia románica del siglo XI con una imponente torre campanario.
En vuestro paseo por Pals, encontraréis la Plaça Major, las torres visigóticas, el castillo y la muralla, hasta llegar al Mirador Josep Pla.
El arroz de Pals
Y cuando vayas, que sea a la hora de comer o de cenar, porque no te puedes ir sin probar el arroz de Pals, uno de los mejores productos del Ampurdán. La variedad que más se cultiva es la jsendra, que ha desplazado a las variedades tebre y bahia, y es perfecto para preparar arroz hervido y arroces a la cazuela, uno de los platos tradicionales de la zona.
Según explican desde Turismo de Pals, la singularidad de su textura y calidad se debe, en parte, a la climatología de la zona que, en ser menos cálida que en otras zonas arroceras, permite que el arroz deba permanecer más tiempo en contacto con la tierra, motivo por el cual se trata de un arroz consistente que difícilmente se pasa.
Un arroz con bogavante inolvidable
No contaba con un tiempo tan malo en mis vacaciones en la Costa Brava, así que la alternativa fue hacer más excursiones de las previstas en un principio. Y tengo que reconocer que el último empujón para visitar Pals antes que otros pueblos fue el arroz con bogavante que vi recomendar a Viajeros Callejeros. ¡Y qué gran decisión!

El mal tiempo seguro que tuvo algo que ver en poder conseguir una reserva de un día para otro en El Pedró, uno de los restaurantes más frecuentados de Pals, así que te recomiendo reservar con antelación si quieres disfrutar tanto como yo, porque ahora puedo decir que es uno de los mejores arroces que he comido.
Se puede comer en un comedor interior, en la terraza y en una zona al aire libre, pero cubierta, como lo hicimos nosotros. El trato fue espectacular y más aún con el peque.
Antes de disfrutar de ese maravilloso arroz de Pals, disfrutamos también de unos calamares a la andaluza con mayonesa de curry y wasabi, las dos muy sabrosas, pero a la vez, muy finas. Eso sí, decidimos no tomar postre, porque nuestro objetivo dulce estaba a unos pocos metros de allí.
Los mejores helados del mundo
Así que fuimos a disfrutar de los que Jordi Roca aseguró que son los mejores helados del mundo, los de Casa Malirach. ¡Y qué ricos! Además, tiene una terraza preciosa en la que poder disfrutarlo y en la heladería, también venden cerámica de la Bisbal.

Yo no arriesgué y tomé de chocolate y limón, pero había muchísimos sabores para elegir.
Peratallada, el otro pueblo medieval que también tienes que conocer
Y la mejor forma de bajar ese arroz con bogavante y ese helado fue pasear por el cercano pueblo de Peratallada, otro de los pueblos medievales más bonitos de Cataluña. Estuvimos a punto de echarnos atrás por la lluvia, pero ya habíamos aparcado en el parking que hay justo a la entrada del pueblo así que decidimos arriesgarnos ¡y menos mal!

Porque me dejó enamorada después de pasear por todas sus calles, incluso con las nubes amenazando lluvia. Esa buganvilla que te recibe nada más entrar el pueblo es el preludio de todo lo que vendrá después. ¡Una maravilla que no te puedes perder!