En este consejo de jardinería, vamos a disfrutar de la elegancia de un Rhipsalis en plena floración. ¡No te lo pierdas!
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Decogarden, 29 de marzo de 2019
Plantas
En este consejo de jardinería, vamos a disfrutar de la elegancia de un Rhipsalis en plena floración. ¡No te lo pierdas!
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Decogarden, 29 de marzo de 2019
¡Cómo le gustan estas plantas colgantes a nuestro presentador! Se trata de los Rhipsalis, unas plantas de interior rústicas que apenas desarrollan raíces, por lo que pueden vivir durante bastante tiempo en un mismo recipiente sin necesidad de ser trasplantada.
Debemos protegerlo del sol directo porque si incide en la parte superior, ese verdor tan brillante que tiene desaparece y adquiere una tonalidad amarillenta nada bonita.
En invierno, hay que protegerlos de las heladas, por eso, te recomendamos que los metas dentro de casa. En cambio, durante el verano, pueden estar en el exterior pero a la sombra, para que no se pongan amarillas. Hay Rhipsalis que no tienen los tallos cilíndricos sino planos. Una de las características más llamativas es que no le afecta ninguna plaga.
Aquí podéis observar la floración del Rhipsalis. Esta mata está en plena floración. Tiene unas pequeñas flores blancas y, tras ellas, desarrolla unos diminutos frutos de tonalidades naranjas. Otra variedad tiene el cilindro más grueso y, su fructificación, su drupa, también tiene esos tonos naranjas. En su interior se encuentra la semilla negra.
Este otro tipo también está empezando a florecer. Si observamos con atención, se pueden ver una gran cantidad de capullos florales cerrados que salen de los cilindros centrales. Son las flores potenciales que se van a abrir. Se pueden diferenciar los pistilos de los estambres y, detrás de la flor, es donde acabarán apareciendo los frutos.
Los Rhipsalis son plantas de porte colgante que crecen en las copas de los árboles. Aunque se desarrollan en zonas húmedas, no deben tener la tierra completamente húmeda, se debe dejar que se seque el sustrato completamente para luego regar. Gracias a esa humedad de las zonas boscosas donde habitan, sus tallos cilíndricos desarrollan raíces aéreas que, si no hay suficiente humedad, se abarán deshidratando.