Cómo y cuándo podar los rosales

¿Te has preguntado por qué tus rosales producen flores cada vez más pequeñas? ¿Sabías que el momento exacto y la técnica adecuada pueden transformar por completo estos arbustos? Descubre en este artículo el arte de la poda y cómo puede transformar por completo la salud y belleza de tus rosales.
Los rosales, con su belleza característica, son arbustos espinosos que destacan por sus hermosas flores. Si has notado que tu rosal ha producido rosas grandes en los primeros años, pero con el tiempo las flores se han vuelto más pequeñas, es probable que la falta de poda sea la causa.
A medida que el rosal crece, se ramifica más, concentrando menos energía en cada flor y dando como resultado flores más pequeñas. Como puedes intuir, sí, la poda es un aspecto imprescindible en el cuidado de los rosales.
¿Cuándo podar los rosales?
Para evitar que las flores se reduzcan de tamaño y para fomentar el florecimiento de nuevas rosas en los brotes del año, es esencial podar, al menos, una vez al año. En el hemisferio norte, los mejores meses para llevar a cabo esta tarea son los siguientes:
Poda en marzo
Marzo se presenta como el momento perfecto para la poda de rosales, ya que, por lo general, las heladas han concluido. Podar antes podría poner en peligro los rosales, ya que los brotes de flor podrían congelarse, impidiendo su floración.

Durante la poda, se recomienda conservar aproximadamente la mitad o un tercio del volumen total del rosal, eliminando ramas finas y dejando las gruesas como guías. Esto fomentará el crecimiento de yemas grandes, brotes vigorosos y, como resultado, flores de mayor tamaño, que es el principal objetivo.
Poda en noviembre
Para complementar la poda de marzo se puede realizar otra poda en otoño, concretamente en noviembre, para eliminar restos de madera muerta y flores marchitas.
Esta poda prepara a los arbustos para resistir el frío invernal y los ayuda a entrar en su periodo de reposo vegetativo. Al mismo tiempo, contribuye a promover la floración durante la primavera.
No todos los tipos de rosales requieren ambas podas. La de marzo sí que es beneficiosa para la mayoría, especialmente para aquellos que producen flores en brotes nuevos durante la temporada de crecimiento.
¿Cómo podar los rosales?
La poda de rosales es una práctica importante para mantener la salud, la forma y la floración vigorosa de las plantas.
A continuación, te proporcionamos unas pautas específicas para la poda de los principales tipos de rosales. Cada variedad tiene sus propias necesidades y características por lo que entender cómo podar adecuadamente cada una de ellas contribuirá a su crecimiento saludable y profusa floración.
Rosales de mata
Al podar los rosales de mata, se deben eliminar los tallos menos vigorosos en comparación con el tallo principal. De los brotes más fuertes, se rebajarán a la mitad de su tamaño, cortando siempre por encima de una yema.
Esta poda severa tiene como objetivo estimular el crecimiento vigoroso y el desarrollo de flores grandes en estos rosales.
Rosales trepadores
Para favorecer una pronta floración en los rosales trepadores, una vez que alcancen la estructura deseada, se arqueará el tallo vigoroso responsable del crecimiento. Esto potenciará la aparición de tallos laterales, los cuales serán responsables de la floración.
Después de varios años desde la plantación, y tras arquear las guías sucesivas para estimular la formación de tallos florales, puede ser necesario podar aquellos tallos que envejecieron y perdieron vigor.

De izq., a drcha.: poda de formación y de mantenimiento
Si el rosal trepador sigue generando tallos de crecimiento en exceso, y arquearlos todos resulta laborioso, se realizará la poda anual en marzo, cortando los tallos vigorosos que no se arquearon previamente.
Para aumentar la floración, se realizará una poda de mantenimiento despuntando las ramas anuales, lo que dejará más yemas por brote y favorecerá una floración más abundante el próximo año.
Rosales cubresuelos
En el caso de los rosales cubresuelos, cuyas rosas son más pequeñas, se prioriza la abundancia de flor sobre el tamaño. La poda nunca será tan severa como en otros tipos de rosales.
Simplemente se deben cortar las puntas donde florecieron las rosas el año anterior, reduciendo aproximadamente un tercio del volumen total del rosal. Esta práctica garantiza una floración más abundante al eliminar menos ramas.
Rosales arbustivos y rastreros
La poda de los rosales arbustivos y rastreros debe llevarse a cabo a partir del tercer o cuarto año desde la plantación, recortando sus ramas terminales cada tres años.

Rosales mini o pitiminí
Retira las ramas más viejas para fomentar el crecimiento de nuevas y vigorosas. Corta estas ramas hasta la base o hasta donde se encuentren conectadas con una rama más joven y saludable.
Cuidados posteriores a la poda de los rosales
Después de llevar a cabo la poda de los rosales, es fundamental airear cuidadosamente la tierra con la ayuda de una azada. Si te acostumbras a utilizar sustratos específicos para rosales durante la plantación y el cuidado, compuestos principalmente por turba, este paso te resultará especialmente sencillo.
Seguidamente, deberás fertilizar los rosales. Estos arbustos requieren anualmente una dosis generosa de abono para fomentar el desarrollo de las rosas.
Aunque puedes emplear prácticamente cualquier tipo de abono, en el mercado se encuentra disponible un fertilizante específico para rosales, compuesto a base de guano, un componente orgánico. Esta elección promueve que los rosales sean tratados de manera biológica, evitando el contacto con abonos químicos y, como consecuencia, consiguiendo que sean las flores comestibles.
No te olvides de limpiar todas las herramientas de jardinería que hayas utilizado para alargar su vida y, sobre todo, para prevenir la propagación de enfermedades.