¿Por qué suspira tu perro? No es por amor (aunque lo parezca)

Lo que callan los perros

A veces es placer, otras aburrimiento y, en ocasiones, solo quieren llamar tu atención

Los suspiros de los perros tienen varios significados: placer, estrés, atención o dolor
Los suspiros de los perros tienen varios significados: placer, estrés, atención o dolor

Ese suspiro que suelta tu perro... ¿es por ti o por hartazgo?

Estás descansando en el sofá, con tu manta y viendo Netflix, en compañía de tu perro. Cuando se produce un suspiro, pero… no eres tú, ha sido tu perro. Largo, sonoro y sentido. ¿Será un suspiro de amor? Lo más probable es que se esté aburriendo viendo como no paras de hacer scroll en TikTok, mientras espera que le saques a pasear.

Si bien es cierto que los humanos nos hemos apropiado del suspiro como gesto romántico, la realidad es que en los perros no significa lo mismo. Es un poco más complicado. Porque no es solo aire con dramatismo, sino una forma de comunicación más compleja de lo que en un principio podría parecer.

Uno de los significados más frecuentes del suspiro perruno es la relajación total
Uno de los significados más frecuentes del suspiro perruno es la relajación total

No es solo emocional: también es físico

En primer lugar, lo básico. El suspiro, esa mezcla de inspiración profunda y espiración todavía más profunda, es un reflejo fisiológico que tienen todos los mamíferos, perros incluidos.

¿Cuál es su función? Evitar que se colapsen los alvéolos pulmonares (esos minúsculos saquitos donde se intercambia oxígeno y dióxido de carbono). Así que sí, tu perro suspira para respirar mejor, no para hacerte sentir culpable de que se aburre o no le das chuches.

Una puntualización: que tu perro suspire en determinados momentos es sano. De hecho, muy sano.

Relajación: “Aquí estoy bien”

Quizás, uno de los significados más frecuentes del suspiro perruno está relacionado con la relajación total. Esa que llega cuando tu mascota ya ha dado la vuelta tres veces sobre sí mismo, ha situado el culo justo al borde del sofá y deja caer un suspiro largo, orejas flojitas y ojos semicerrados. Te suena, ¿verdad?

Las claves para detectar son: postura relajada, respiración suave y un pequeño gemido de gusto. Tranquilo, no es necesario que corras a abrazarlo, está perfectamente así. Se encuentra en modo zen.

Frustración: “¿Y el paseo?”

En otro orden de cosas. Si el suspiro llega acompañado de ojos abiertos como platos y una mirada que insinúa ¿en serio sigues con el móvil?, es posible que estés ante un caso de perro frustrado.

Igual quiere una pelota, una acaricia o una excursión al contenedor de reciclaje. Y claro, como no lo consigue, suspiro al canto.

Lo puedes distinguir: suspiro acompañado de mirada intensa, cambios de postura, algún quejido breve o incluso, un bufido que parece emitido por un adolescente enfadado.

Atención buscada: “Esto funciona, repito”

Los perros no tienen un pelo de tontos. Observan, aprenden y prueban. Si en alguna ocasión suspiraron y soltaste un ¡ay, qué bonito es!, con su caricia pertinente, adivina. Ya sabe lo que tiene que hacer.

A partir de ese momento, cada vez que quieran tu atención (y sin necesidad de mover un músculo) recurrirá al suspiro. Sí o sí. Y no es manipulación, es condicionamiento puro. De la misma forma que tú toses para que alguien se gire.

¿Es malo? No, es un método. Aunque si el suspiro se ha convertido en su principal forma de comunicarse contigo, es posible que necesite más juegos y paseos.

Ansiedad o estrés: “Esto no me gusta nada”

Pero cuidado, porque no todos los suspiros vienen acompañados de una intención zen. En diversos contextos de estrés (soledad, visita al veterinario, cambio en la rutina, visitas inesperadas…) el suspiro puede formar parte de una respuesta de ansiedad.

Es en estos casos, cuando el cuerpo del perro no está del todo relajado: se encuentra tenso, con orejas hacia atrás, lamiéndose los labios o bostezando repetidamente.

Esta clase de suspiros no hay que dejarlos pasar. No los ignores. Porque son señales de que algo no va bien en el plano emocional. Y es entonces cuando un veterinario etólogo o educador canino puede ayudarte a mejorar la situación.

Dolor: “Por fin he encontrado postura”

En el caso de los perros mayores o con problemas articulares, el suspiro puede estar relacionado con el alivio físico. Les cuesta encontrar una postura cómoda, se mueven con cuidado y, cuando lo logran, suspiran.

Comprueba si va acompañado de signos como cojera, jadeos fuera de lugar, rechazo al contacto físico o cambios de humor. Si percibes algo raro, pide cita con el veterinario.

El suspiro puede ser parte de una respuesta de ansiedad
El suspiro puede ser parte de una respuesta de ansiedad

¿Cuándo preocuparse?

Conviene señalar que, por sí solo, suspirar no es una señal de alarma. Pero si se vuelve muy frecuente, cambia de tono o se acompaña de otras señales (gemidos, inquietud, etc.), conviene poner el foco en el asunto para determinar las posibles causas.

Señales de atención

  • Comportamiento inusual
  • Sonidos raros al respirar
  • Cambios en el apetito o sueño
  • Rechazo al contacto o al juego

El suspiro, en el fondo, es solamente una pista más para comprender a tu peludo. Cuanto más atento estés a su lenguaje, mejor podrás cuidar de su bienestar.

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