La verdad oculta sobre el color del pollo (blanco o amarillo) que no sabías

Cuando vas al supermercado o carnicería en busca de un pollo para preparar una rica receta puede que te encuentres con dos tipos, dependiendo del color de su piel: pollo blanco y pollo amarillo. Dejando a un lado la apariencia, ¿Sabes cuál es más saludable? ¿En qué se diferencian? ¿El pollo amarillo es de caserío y tiene más calidad? Descubre la verdad oculta a continuación.
Lo primero que te preguntarás es por qué algunos pollos son amarillos y otros blancos. Bien, desterremos mitos. El color de la piel no determina si un pollo tiene más calidad que el otro, no es un factor determinante que debamos tener en cuenta.
Pollo amarillo o pollo blanco: El origen
La clave está en la alimentación del pollo, ya que si se han criado en buenas condiciones, son igualmente saludables y sabrosos. Presta atención:
El pollo amarillo se ha alimentado de alfalfa y maíz, siguiendo una dieta rica en carotenoides, pigmentos que se almacenan en la piel y proporcionándole este distintivo color.
Por su parte, el pollo blanco ha llevado una dieta basada en trigo y soya, con lo que el color de su piel será el clásico de toda la vida.

El pollo amarillo es de caserío y tiene una mayor calidad: Falso
Repito, hay distintos factores que incluirán en el color de la piel del pollo. Si es amarillo no significa que su calidad es superior ni tampoco que es más saludable.
Su método de crianza, el contenido de grasa con el que cuenta y la forma en que se cocina son aspectos clave a la hora de tener una u otra tonalidad.
Ambos ofrecen una cantidad similar de nutrientes y están igual de sabrosos, aunque algunas personas indican que el pollo amarillo tiene un sabor más intenso y una textura más ligera.
Por cierto, el color no está relacionado en ningún caso con la administración de hormonas para aumentar su tamaño, una práctica habitual por parte de algunos criadores.
La clave para ser considerado saludable está en su preparación
La forma en que cocines la carne de pollo determinará el aporte de sus beneficios nutricionales. Si estás cuidándote y prefieres comer sano, prepáralo al horno o a la parrilla.
Evita freírlo, aunque ya sabemos todos que el pollo rico está muy sabroso, ya que contiene un alto número de grasas saturadas.
Si quieres darle un toque de sabor, sin la necesidad de incorporar salsas procesadas, emplea marinados naturales: especias, adobos con hierbas o jugo de limón.
Existen muchas recetas saludables de pollo, fáciles y deliciosas, con lo que no tienes excusa.

Consejos para elegir el mejor pollo (sea blanco o amarillo)
Decántate por el pollo orgánico o de corral, aquel que ha sido criado de manera ética, sin emplear antibióticos ni hormonas.
Prioriza la frescura, es decir, que cuente con un color uniforme y no presente signos de decoloración o manchas.
Fomenta el producto local, ya que apoyarás una producción más ética y te asegurarás de que el alimento que consumas tiene una mayor calidad.
Y recuerda, el color del pollo va a depender de la alimentación que haya seguido durante su crecimiento. No tiene nada que ver con la calidad, el origen, las hormonas, los antibióticos ni la frescura. Selecciona una buena pieza, cocínalo de una forma saludable y sobre todo, disfruta.