Son numerosas las ocasiones en las que hemos escuchado, y lo seguimos haciendo, que debemos seguir un estilo de vida saludable y tenemos que incluir el deporte en nuestro día a día. Y es que el deporte hace que nos sintamos más fuertes, que estemos más saludables, con mayor energía, con los niveles de autoestima más altos, socialicemos más...
Unos beneficios que se esconden tras la práctica deportiva y que lleva a cada vez más personas a darle una mayor importancia al ejercicio físico. Además de ser una pieza clave en la salud y el bienestar físico y mental, el deporte es una herramienta de lo más valiosa para nuestra piel. Sí, has leído bien. El ejercicio físico no solo es beneficioso para el interior del organismo, si no también para el exterior.
A continuación, vemos, con todo lujo de detalles, algunos de los efectos positivos que tiene el ejercicio en la piel. Si los argumentos para hacer ejercicio que te habían dado hasta ahora no te parecían suficientes y no te habían terminado de convencer para dar el salto y empezar con la práctica deportiva, coge papel y boli y toma buena nota porque estamos seguras de que ¡no te dejarán indiferente!
4 efectos positivos que tiene el ejercicio en la piel
Piel resplandeciente
Hacer ejercicio aumenta la frecuencia cardiaca y estimula la circulación sanguínea, lo que incrementa el aporte de oxígeno y nutrientes a la piel. El resultado es una piel resplandeciente de forma natural. Además, teniendo en cuenta que hacer ejercicio ayuda a reducir estrés ganando un mayor descanso por la noche, momento en el que reparamos los daños del día, también nos ayuda a evitar las bolsas y ojera y a conseguir una piel más sana y menos cansada.

Producción de colágeno
El ejercicio estimula la formación de colágeno, un concepto del que, posiblemente, hayas escuchado hablar en repetidas ocasiones, pero entorno a la que pueden surgir ciertas dudas. El colágeno es, tal y como define Nivea, una proteína poderosa que nuestro cuerpo produce naturalmente. Es el marco principal para nuestras células y tejidos, proporcionando estructura, fuerza y apoyo a nuestro cuerpo, un poco como el pegamento que mantiene todo unido. Como el ejercicio físico estimula la producción de colágeno, se ralentiza el proceso de envejecimiento y la formación de arrugas. Hacer ejercicio regularmente también ayuda a fortalecer los músculos, lo que se traduce en una piel más firme y tonificada.

Elimina toxinas
El ejercicio puede ayudar al organismo a desintoxicarse: además de limpiar los pulmones, también limpia la piel mediante la sudoración. La sudoración, a la que también se le denomina transpiración, es un proceso en el cual las glándulas sudoríparas del cuerpo liberan un líquido salado, lo que popularmente conocemos como sudor. Con él conseguimos deshacernos de los puntos negros, entre otros enemigos a los que hacemos frente con frecuencia.

Previene la aparición de granitos
La actividad física ayuda a equilibrar los niveles de azúcar en sangre, fundamental para controlar la aparición del acné. Cuando hacemos ejercicios nuestro organismo libera endorfinas, unas sustancias químicas que se encargan de transmitir la sensación de felicidad y satisfacción y estimulan las áreas de nuestro cerebro que producen placer. Las endorfinas reducen la inflamación y mejoran el estado de la piel.

Unos efectos que, añadidos a los beneficios físicos y psicológicos que nos aporta la práctica de la actividad física, hacen del deporte una de las mejores herramientas a las que recurrir para que nuestra piel luzca en perfectas condiciones. Porque si creíamos que para lucir una piel radiante la única manera era la de recurrir a numerosos productos de cuidado de la piel, nada más lejos de la realidad. Porque sí, seguir una rutina de cuidado facial es importante, pero incluir el deporte en nuestro día a día también.
Eso sí, no olvides ducharte justo después del entrenamiento y lavarte la cara con un limpiador para eliminar el sudor. Así, evitarás que se obstruyan los poros. ¿Conocías todos estos beneficios?