Las esculturas con forma de torrezno y de col que sorprenden al mundo

¿Puede una escultura abrir el apetito? Si tiene forma de torrezno, la respuesta es clara. Descubre dónde puedes admirar esta sorprendente obra, que pertenece a la misma colección de una col que parece recién recogida del huerto.
¿Una piedra que parece un torrezno? ¿Un jade tallado como si fuera una col recién recogida? Aunque suene a fantasía, existen dos esculturas capaces de abrir el apetito con solo mirarlas.
Talladas con una precisión casi fotográfica, estas obras maestras del arte chino despiertan la curiosidad de todo aquel que las contempla. Más allá de su parecido con la comida real, encierran siglos de historia y una profunda conexión entre arte y gastronomía.

Una escultura tan real que parece un torrezno
Una de las esculturas más sorprendentes del mundo es 'Piedra con forma de carne'. Aunque mide apenas 7,9 cm de largo y 6,6 cm de alto, su apariencia es tan realista que muchos visitantes creen estar ante un auténtico torrezno.
Pero aunque aunque a nosotros nos apetezca unos torreznos viendo esta escultura, lo que en realidad representa ese trozo de cerdo frito es un dongpo, uno de los platos más icónicos de la gastronomía china.
Este plato, originario de la ciudad de Hangzhou, se elabora con panceta de cerdo cocida a fuego lento en una mezcla de salsa de soja, vino de arroz Shaoxing, azúcar y jengibre. El resultado es una carne tierna que se deshace en la boca, con un sabor profundo y reconfortante.
La escultura está hecha de un mineral parecido al jaspe. El artesano aprovechó sus vetas naturales para imitar las capas de grasa y de carne. Punteó finamente la superficie para simular poros y luego tiñó la capa superior con un marrón rojizo que imita el efecto de la piel sumergida en salsa de soja.
La col de jadeíta que parece recién cosechada
Si la panceta sorprende por su detalle, la col de jadeíta no se queda atrás. Esta escultura, de 18,7 cm de largo, reproduce con precisión botánica una col china con hojas verdes, tallo blanco e incluso dos insectos: una cigarra y una langosta, tallados con igual minuciosidad.
Tallada a partir de una sola pieza de jadeíta, el artista utilizó las imperfecciones naturales del material para imitar el aspecto de una verdura fresca.
La obra formaba parte de un bonsái decorativo palaciego, y simboliza la pureza, fertilidad y renovación. Más allá de su parecido con la realidad, transmite los valores tradicionales chinos vinculados a la naturaleza y la armonía del hogar.

La unión de la comida y el arte
La estrecha relación entre arte y comida no es nueva en China. Durante la dinastía Qing (1644-1911), el arte culinario se integraba en la vida cortesana como una forma de expresión estética y simbólica. Los banquetes imperiales no solo buscaban impresionar al paladar, sino también a la vista.
Estas dos esculturas son una manifestación de esa sensibilidad. La panceta evoca lo hogareño, lo que reconforta; la col representa lo natural, lo fértil. La élite imperial valoraba profundamente la artesanía refinada, el uso simbólico de los materiales y la conexión con la naturaleza.
Ambas fueron elaboradas no solo para decorar, sino para comunicar valores y emociones a través del lenguaje visual de la comida.
Dónde puedes ver estas sorprendentes obras de arte
Tanto la Piedra con forma de carne como la Col de jadeíta se exhiben en el Museo Nacional del Palacio de Taipéi, en Taiwán.
Ambas son consideradas como dos de las tres joyas del museo, junto con el Mao Gong Ding, un antiguo recipiente ritual de bronce. Hoy en día, estas piezas son auténticas celebridades. Cuentan con su propio merchandising, postales y reproducciones en souvenirs.
El Museo Nacional del Palacio alberga una de las colecciones más extensas y valiosas de arte chino del mundo. Su origen se remonta a la Ciudad Prohibida de Pekín, ya que gran parte de su colección pertenecía al antiguo museo imperial de China.
Durante la guerra civil china, a finales de los años 40, el gobierno nacionalista trasladó miles de piezas de arte desde Pekín a Taiwán para protegerlas. Estas piezas, de un valor incalculable, se convirtieron en el núcleo de este museo, inaugurado oficialmente en 1965.
El museo alberga más de 700.000 objetos de arte, que abarcan más de 8.000 años de historia, desde la prehistoria hasta finales de la dinastía Qing.