La sorprendente historia detrás de los helados que marcaron nuestra infancia

En los 80 y 90, todos esperábamos ansiosos los carteles de las heladerías. ¿Con qué nuevas creaciones nos sorprenderían ese verano?
Lo que no sabíamos entonces (y casi tampoco ahora) es la complejidad que entrañaba cada nuevo helado que salía al mercado.
Descubre la apasionante historia detrás de los helados que marcaron nuestra infancia
Si piensas que los helados son un producto sencillo cuya elaboración tan solo consiste en congelar ingredientes y mezclarlos, tienes que saber que nada más lejos de la realidad. Según el soñador los helados, como él mismo se define, Joan Viñallonga, el helado es uno de los productos más complejos de elaborar.
'Hay poquita cosa en la industria que tenga tanto lío', asegura en la entrevista que ha concedido al tecnólogo de alimentos Miguel Ángel Lurueña, más conocido como 'Gominolas de petróleo'.
Viñallonga, ya jubilado, estuvo detrás, junto a un gran equipo, de la creación de todos los helados que marcaron nuestra infancia durante las décadas de los 80 y los 90.
Cada nuevo helado que la compañía Frigo lanzó al mercado en esas épocas, y que ya son historia de España, conllevó meses de trabajo, la búsqueda de tecnología innovadora que permitiera convertirlo en una realidad y mucha prueba-error. 'No nacen por generación espontánea, sino de experimentar', explica Viñallonga.
Lo que nosotros veíamos como un entretenimiento, como una forma divertida de afrontar los días de calor, eran unos auténticos retos para el equipo de Viñallonga. 'Queríamos productos lúdicos y transgresores para sorprender a los consumidores y, además, reportarles un beneficio. Frigo apostó muy fuerte por la innovación', recuerda.
Y tuvo sus frutos, ya que cada año sacaban al mercado entre 20 y 25 novedades. 'Todas quizá no eran tan sorprendentes, pero eran helados nuevos'.
¿Cuántos helados de los que te voy a hablar has comido alguna vez?

Drácula, el primer helado conceptual (1976)
El helado Drácula fue el primer helado innovador que se lanzó al mercado, en 1976, que permitió salir de los clásicos cortes, polos, tarrinas y cucuruchos helados de chocolate.
'Creo que nos dejaron hacerlo pensando que iba a ser un completo desastre. Y va a hacer 50 años', asegura Viñallonga.
Hasta entonces, existían polos, como los polos de naranja, pero solo de un sabor. 'El helado Drácula nació de una innovación técnica. Nos enseñaron a hacer capas con el molde, aprovechando la velocidad de congelación desde fuera hacia dentro, éramos capaces de succionar la parte líquida, genera un agujero y rellenar con otro producto, con lo que conseguíamos el efecto sorpresa', recuerda.
Frigodedo, el primer helado que se hizo con un molde asimétrico (1980)
El mítico Frigodedo llegó gracias a la tecnología italiana. Descubrieron que existía un molde plano por un lado y con la cara de un payaso por el otro. Así que empezaron a darle vueltas a ver cómo podían hacer un producto lúdico y transgresor.
Y se les ocurrió la idea de hacer un dedo. La idea cuajó, pero los problemas llegaron en el momento de la fabricación. 'Se nos rompía siempre el dedo al fabricarlo, era un problema muy grave. Pero gracias a ingenieros, técnicos, fórmulas y un montón de cosas, conseguimos llegar con el dedo superviviente. Frigodedo fue un gran golpe comercial, nos dio mucha moral', recuerda Viñallonga.
Y tanto que lo fue, ya que hubo hasta 18 máquinas fabricando frigodedos por el mundo. 'Nos puso en el mapa de la innovación', añade.

Frigopie, un helado pensado para la merienda (1982)
Tenían la mano, así que ¿por qué no seguir por el pie? En la compañía heladera habían visto la necesidad de crear un producto para la merienda, por lo que pensaron en el mundo de los lácticos.
En aquella época, también decidieron eliminar todos los colorantes artificiales y sustituirlos por naturales, y reducir drásticamente el porcentaje de grasa para que la composición nutricional fuera más equilibrada.
Calippo, la respuesta a una necesidad comercial (1984)
¿Quién no ha comido un calippo en su vida? Pues es curioso saber que, como tantas otras innovaciones, surgió por una necesidad comercial.
'En los años 80 tiene bastante éxito la lata. Entonces era algo alternativo. Y el problema era que si la gente se llenaba con refrescos, no compraba helados', recuerda Viñallonga.
Pero la compañía heladera tenía una ventaja frente a las compañías de refrescos: 'ellos no podían integrar el hielo en las latas, pero nosotros, sí'.
Así que el calippo surgió de la idea de 'estirar' una lata. 'Contactamos con una empresa para que nos hicieran el envase. Se hizo en lima limón y fue uno de nuestros éxitos más grandes. En pocos meses, pasamos de una máquina a 5', recuerda.
El calippo fue también una novedad en cuanto al público al que iba dirigido, ya que se enfocó más a un público adolescente.

Twister, una obra de ingeniería (1987)
Otra de las grandes referencias en el mundo de los helados supuso un auténtico reto para Frigo. ¿Cómo hacer un helado con tres sabores diferentes enrollados entre sí?
'El Twister llegó de la mano de la tecnología y de la cooperación internacional. Íbamos muy a menudo a Inglaterra para aprender y nos enseñaron una máquina que permitía hacer el hilo y enrollar tres más', relata.
Pero producir el Twister no fue nada fácil. Su consecución fue el ejemplo de colaboración entre todos los equipos de la empresa. 'Los chicos de mantenimiento fueron los que nos dieron la pista para pasar de hacer curvas con ángulos de 90º a hacer curvas con ángulos de 360º'.
Frac, los helados se hacen adultos (1990)
Si con el Calippo, habían dado un salto hacia la adolescencia, en 1990, Frigo decidió lanzarse a por los adultos con el lanzamiento de Frac, lo que hoy es el famoso Magnum.
'Fue uno de los productos más complejos. Controlábamos mucho el tema de los helados, pero no el del chocolate. Fue una novedad y un riesgo, porque jugábamos con chocolate, frío y agua, y si hay algo que odian las fábricas de chocolate es el agua, porque lo desgracia todo. Y nosotros jugábamos con ella', recuerda.
El Frac nació también con la intención de alargar la temporada de consumo de helados más allá del 15 de septiembre. Pero como las demás innovaciones, esta tampoco fue fácil. 'No conseguíamos pegar el chocolate al helado. Nos pasamos días y días sin conseguirlo, hasta que nuestro suministrador de chocolate vino a verlo y vio claro cuál era el fallo. ¡Vaya mes de agosto pasé en Madrid! Pero le tengo mucho cariño'.
A excepción de con 3 o 4 helados, siempre consiguieron el objetivo que se propusieron, y además, obtuvieron grandes éxitos comerciales que aún hoy perduran. 'Encontramos un hueco en el mercado y supimos explotarlo', recuerda orgulloso.