Cómo saber si un huevo está malo (antes y después de abrirlo)

¿Cómo saber si un huevo está malo o bueno? Además del aspecto de la cáscara y de la fecha de consumo preferente, hay algunos aspectos que te indican la frescura de los huevos, desde el olor o el sonido hasta la textura de la yema y la clara. Y un truco recomendado por la OCU: la prueba de flotación en agua.
Los huevos, más que una fecha de caducidad, tienen una fecha de consumo preferente que es 28 días después de la puesta.
Son alimentos frágiles que pierden la frescura rápidamente por lo que se recomienda consumirlos lo antes posible y tener especial cuidado al manipularlos y conservarlos para evitar intoxicaciones alimentarias como la Salmonella. Evita contrastes de temperaturas, guárdalos siempre en el frigorífico y saca solo los que vayas a consumir en el momento.
Pero si tienes dudas sobre si un huevo es apto para el consumo hay además unos trucos que indican su frescura y te indicarán si está bueno o malo. ¡Toma nota!

Antes de abrir el huevo
Fijate en la cáscara
Aunque el huevo esté dentro de la fecha recomendada debes fijarte que la cáscara esté limpia e intacta, que no tenga roturas o fisuras. Si está agrietada debes descartarlo para evitar cualquier riesgo sanitario.
Además el huevo nuevo tiene una cáscara áspera y opaca, mientras en el huevo viejo es más lisa y brillante, como informan desde la OCU.
Agita el huevo
El sonido también puede darte pistas de su frescura. Agita ligeramente el huevo cerca del oído. Un huevo fresco no debe hacer ruido (o muy poco), si se oyen salpicaduras es señal de que ha perdido frescura.
Y es que el movimiento interno del huevo indica que la estructura interna (claras y yemas) ha comenzado a descomponerse, generando un líquido menos denso que se mueve más fácilmente.
Prueba la flotación en agua
Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) nos dan un truco muy sencillo para conocer si un huevo está bueno antes de abrirlo: la prueba del agua.
Es tan fácil como sumergir el huevo en un vaso de agua fría con un 10% de sal disuelta. Un huevo fresco se hunde y se mantiene en el fondo en posición horizontal. Si se hunde pero se inclina ligeramente está aún en buen estado aunque no es tan fresco. Pero si flota, ¡cuidado! El huevo puede ser viejo o estar malo. Esto ocurre porque a medida que el huevo envejece se forma una bolsa de aire en su interior que hace que cambie de densidad y sea más flotante.

Al abrir el huevo
Al abrir el huevo en un plato fíjate en 3 aspectos: olor, color y textura de las claras y yemas.
Olor
Al abrir el huevo huélelo. Un huevo fresco no debe presentar olores. La descomposición micro bacteriana de las proteínas del huevo libera compuestos volátiles que producen un olor desagradable, por eso, el olor a azufre indica que un huevo en mal estado.
Color
Fíjate en el color de la yema y la clara. La yema debe ser de un amarillo o anaranjado brillante, y la clara, transparente. Cambios en el color pueden ser resultado de la oxidación o contaminación bacteriana.
Textura
La yema debe estar firme y redondeada, si está plana o se rompe fácilmente, el huevo no es fresco.
La clara debe ser viscosa y contener la yema en su lugar. Si está acuosa o se extiende demasiado es un huevo viejo.
La firmeza de la yema y la viscosidad de la clara están relacionadas con la frescura y es que la calidad de las proteínas en el huevo se degrada con el tiempo y provoca cambios en la textura .

Al cocinar el huevo
Al cocerlo
Cuece los huevos y pélalos. El huevo fresco debe tener la yema centrada y el blanco debe ser firme. Si está muy cerca de la cáscara o tiene un anillo grisáceo alrededor, el huevo puede estar más viejo.
La posición de la yema se debe al envejecimiento del huevo, que afecta la estructura interna y la membrana que sostiene la yema en su lugar.
Al freírlo
Al freír el huevo en una sartén, la clara debe permanecer compacta y la yema elevada. Si la clara se dispersa mucho o la yema se aplana rápidamente, el huevo no es fresco.
La dispersión de la clara durante la fritura indica baja calidad proteica, típica en huevos más viejos.