Los alimentos que tu bebé no puede comer antes de cumplir 1 año
Cuando comienzas la alimentación complementaria de tu bebé, no hay obligación de empezar por un alimento concreto, puedes comenzar con los que te den más confianza como estos alimentos con los que empecé yo con mi bebé. Pero no todos los alimentos están permitidos. Existen restricciones de seguridad, para evitar riesgo de atragantamiento, y también de tipo nutricional.
En la primera etapa de la alimentación complementaria, de los 6 meses (más o menos) hasta el año, hay una serie de alimentos que tendrás que evitar, pero que podrás ir introduciendo de forma gradual una vez pasada esa frontera de los 12 meses.
Otros alimentos, en cambio, se mantendrán en la lista de prohibidos (o poco recomendados) durante más tiempo, incluso hasta los 10 años.
Los alimentos que tu bebé no puede comer antes de cumplir 1 año
Leche de origen animal
La leche tiene una cantidad excesiva de proteínas, algunas complejas y de difícil digestión por parte de los bebés, que pueden atacar su mucosa intestinal. El consumo prematuro de leche de vaca puede generar intolerancia a la lactosa, alergia a la proteína de la leche de vaca y estreñimiento.
Los derivados lácteos como yogures o quesos sin sal pueden empezar a ofrecerse en muy pequeñas cantidades antes del año (una cucharada de forma esporádica a partir de los 9 meses), pero no hay ninguna necesidad de hacerlo. Yo hasta pasado el año, seguí ofreciendo yogur de soja y de coco (sin azúcares añadidos ni ingredientes insanos).
Y una vez pasada la frontera de los 12 meses, la cantidad de lácteos también está limitada a 2 o 3 raciones al día. ¿Y qué es una ración? Según explica la nutricionista infantil Nuria Moreno, una ración sería una taza de leche de 250 ml, dos yogures de 125 ml, entre 80 y 125 gramos de queso fresco (sin sal).
La nutricionista recuerda, además, que hay que evitar dar los lácteos después de las comidas ricas en hierro, ya que podría interferir en su absorción.
Y debe evitarse la ingesta de leche semidesnatada o desnatada, porque los bebés necesitan grasas.
Verduras de hoja verde
Las verduras de hoja verde como las espinacas, las acelgas o la lechuga no deben ofrecerse a bebés menores de un año debido a su alto contenido en nitratos. Estos pueden convertirse en nitritos en el cuerpo, lo que puede derivar en metahemoglobinemia, una alteración en la capacidad de la sangre para transportar oxígeno. A partir del año, pueden empezar a ofrecerse, pero con restricciones: no más de 45 g diarios.
La borraja, en cambio, no se puede ofrecer hasta los 3 años, debido a su contenido en alcaloides pirrolizidínicos. Estos compuestos, presentes en pequeñas cantidades en la borraja, son tóxicos para el hígado y pueden ser dañinos si se consumen en grandes cantidades o de manera regular. Dado que los bebés tienen menor peso corporal y un metabolismo diferente al de los adultos, la acumulación de estas sustancias tóxicas podría tener un impacto más significativo en su salud.
Sal
Los riñones de los bebés menores de un año no están preparados para absorber la sal. Es por eso que al comienzo de la alimentación complementaria no debe comer ningún alimento con sal y una vez pasados los 12 meses, la cantidad debe seguir siendo mínima.
La cantidad de sal de los alimentos que consuma el bebé no debe superar los 0,12 g por cada 100. Aun así, es mejor evitarla lo máximo posible. Y no solo por salud, sino también porque puede alterar el paladar de los más pequeños y condicionar sus gustos futuros.
Miel
La miel puede contener esporas de clostridium botulinum, que pueden causar botulismo infantil, una enfermedad grave en bebés menores de un año, ya que su sistema digestivo aún no está lo suficientemente desarrollado para combatir estas bacterias.
La restricción se debería prolongar hasta más allá de los dos años, porque al ser dulce, puede condicionar el paladar del bebé.
Zumos de frutas
No se debe ofrecer antes del año, pero tampoco es recomendable después (al igual que en los adultos), porque se pierden muchos nutrientes y además, aumenta considerablemente la cantidad de azúcar, y ésta pasa a ser azúcar libre.
Para hacer un zumo, necesitas varias piezas de fruta que difícilmente comería un bebé o un niño de una vez. Además, como ocurre con la sal y el azúcar, puede hacer que el bebé se acostumbre a beber líquidos con sabores y acabe rechazando el agua.
Otros alimentos prohibidos (o no recomendados) incluso después del año
Además de las restricciones comentadas anteriormente, existen otras que se mantienen a lo largo de los primeros años de los bebés, ya sea por razones de seguridad o de salud.
Alimentos duros
A pesar de que con un año ya han aprendido a gestionar mucho mejor los alimentos y que cuentan (generalmente) con más dientes, se debe seguir evitando darles alimentos duros, como la manzana o la zanahoria crudas. Se deben ofrecer cocidas, en forma de compota, ralladas o como ingrediente (cocinado) en otras elaboraciones.
Alimentos con forma redonda
Los alimentos redondos como las cerezas, las uvas o los tomatitos se tienen que seguir ofreciendo cortados en pequeños trocitos, ya sea en cuartos o en mitades verticales, nunca horizontales. La idea es quitar la forma redonda al alimento, por lo menos hasta que el niño tenga 5 años.
Frutos secos enteros
La restricción de dar frutos secos enteros a los bebés se mantiene hasta al menos los 5 o 6 años (depende del grado de masticación del niño), ya que sigue existiendo un alto riesgo de atragantamiento. Al igual que en el inicio de la alimentación complementaria, los frutos secos se tienen que ofrecer en crema o triturados.
En el caso de la crema de cacahuete, incluso no se debe ofrecer en cucharada, como recuerda Nuria Moreno, ya que sigue siendo difícil de tragar. Se debe ofrecer siempre untado o como ingrediente de otras preparaciones.
Pescados grandes
Algunos pescados grandes como el atún rojo, el pez espada, lucio o el tiburón, contienen altos niveles de mercurio, que puede afectar negativamente al desarrollo neurológico de los bebés y los niños. Y es por eso que su consumo no está recomendado para niños menores de 10 años, además de mujeres embarazadas y lactantes.
Cabezas de marisco
Las cabezas de marisco, especialmente de crustáceos como gambas, langostinos y cangrejos, tienden a acumular cadmio, un metal pesado que puede ser tóxico en grandes cantidades. La exposición prolongada al cadmio puede afectar la función renal y la salud ósea, y los bebés son particularmente vulnerables debido a su menor tamaño corporal y la inmadurez de sus órganos.
Azúcar
Las OMS no recomienda dar nada de azúcar a los niños menores de 2 años y a partir de esa edad, ofrecerle la menor cantidad posible para fomentar un desarrollo saludable.
El organismo internacional recomienda que la ingesta de azúcares libres no supere el 10% del total de calorías diarias en los niños. Idealmente, esta ingesta debería reducirse aún más, por debajo del 5% del total de calorías diarias, para obtener beneficios adicionales para la salud.
Carnes, pescados y huevos crudos
Estos alimentos crudos pueden desarrollar diferentes bacterias como salmonella, E.coli o listeria, que pueden ser muy peligrosas para los bebés. Es por ello que es recomendable cocinar muy bien estos alimentos antes de ofrecérselos.
Carne de caza
Se debe evitar hasta por lo menos los 7 años por la alta cantidad de plomo que puede contener.
Bebidas de arroz
No se recomienda ofrecer bebidas de arroz ni tortitas de arroz a bebés para evitar exponerlos a cantidades de arsénico demasiado elevadas para ellos.
Algas
Las algas son conocidas por su alto contenido en yodo, un mineral esencial para la función tiroidea. Sin embargo, el exceso de yodo puede ser perjudicial, especialmente para los bebés, cuyo sistema endocrino es aún inmaduro, por lo que no deberían comerlas antes de los 6 años. Un exceso de yodo puede llevar a disfunciones tiroideas, como hipertiroidismo o hipotiroidismo.