Durante los meses más desfavorables (según la especie, en verano o en invierno) estas plantas pierden su parte aérea y permanecen en reposo gracias al tallo que se conserva bajo tierra hasta que llega la época propicia y crece una nueva planta.
Según la forma y el tamaño este órgano subterráneo se denomina bulbo, rizoma o tubérculo.
Factores a tener en cuenta en la plantación de bulbos
1. Época de plantación de los bulbos
A la hora de plantar bulbosas lo primero que hay que tener en cuenta es la época que le corresponde a cada grupo de especies.
- Las bulbosas que florecen en primavera se plantan durante el otoño, en los meses de octubre y noviembre. Es el caso del jacinto, el lirio, el narciso, el tulipán y la azucena amarilla, entre otras.
- Las bulbosas que florecen en verano-otoño se plantan en primavera, de marzo a mayo. La azucena rosa, la dalia, el ciclamen, el gladiolo y el nardo, por ejemplo, forman parte de este grupo.
2. Sustrato para la plantación de los bulbos
Otro factor importante es el sustrato, la textura de la tierra donde se van a plantar los bulbos, tubérculos o rizomas.
Debe ser una tierra con un buen drenaje, para que no se produzcan encharcamientos que acabarían por pudrirlos. Hay que evitar las tierras arcillosas y optar por una con textura franco arenosa.
Al elegir el lugar de plantación o la ubicación de las plantas ten en cuenta que lo mejor para su crecimiento es un sitio soleado.
En cuanto a las herramientas, para plantar los bulbos necesitarás una pala de mano o un plantador de bulbos, además de una azada para remover la tierra.
Después de tener claro las variedades que se van a plantar y un buen terreno donde realizar la plantación, seguiremos estos sencillos pasos.
Consejo extra:
Si lo deseas, puedes incorporar abono orgánico después de labrar la tierra. No es necesario porque los bulbos ya contienen los nutrientes que necesita la planta para volver a crecer pero ayudará a la floración y mejorará el estado de la tierra.
Plantación de bulbos de primavera (paso a paso)
Paso 1
Asegúrate de comprar bulbos, rizomas y tubérculos en buen estado. Deben estar duros y tener un aspecto saludable, sin agujeros y sin golpes. Compruébalo presionando la base del bulbo ligeramente con los dedos, si se hunde descártalo.
Paso 2
Si piensas plantarlas en el jardín, labra el terreno utilizando la azada para soltar la tierra y que quede mullida. Para plantarlas en jardinera puedes hacerlo directamente con las manos.
Paso 3
Cuida la distancia entre los bulbos. Ésta varía entre los 5 y los 20 centímetros y depende del tamaño de cada especie. Los bulbos de los jacintos y los narcisos, por ejemplo, son pequeños y se plantan a unos 10 centímetros de distancia.
Paso 4
También hay que tener en cuenta la profundidad. Esto dependerá de la especie a plantar y suele venir indicado en la etiqueta. Por lo general debe plantarse a una profundidad del doble de su tamaño. El punto de brotación, por donde sale la planta, debe quedar siempre hacia arriba.
Paso 5
Por último, sólo queda regarlas después de haberlas cubierto. Hazlo con moderación, pero sin encharcar el sustrato.
Para evitar que los ratones y topos se coman el bulbo, se pueden utilizar unos pequeños contenedores. Una vez haya florecido el bulbo, se puede trasplantar directamente sin el contenedor.