Reproducción vegetal: esquejes, estacas y acodos explicados paso a paso

3 tipos

Descubre cómo reproducir tus plantas de 3 maneras diferentes y sin semillas.

A partir de una rama, brote o porción de tallo podemos dar origen a una nueva planta idéntica a la original
A partir de una rama, brote o porción de tallo podemos dar origen a una nueva planta idéntica a la original

Reproducir una planta sin usar semillas es algo casi mágico. A partir de un pequeño fragmento vegetal como una rama, un brote o una porción de tallo podemos dar origen a una nueva planta idéntica a la original. Esto es extremadamente útil para obtener plantas idénticas entre sí sin apenas coste, ¡ideal para compartir ejemplares entre amigos!

Los esquejos son una de las formas de reproducción de plantas más comunes
Los esquejos son una de las formas de reproducción de plantas más comunes

En este artículo te explico las diferencias entre los métodos más comunes, qué ocurre dentro de la planta cuando empieza a enraizar, cómo influyen las condiciones ambientales y cómo usar hormonas de enraizamiento si queremos mejorar las probabilidades de éxito durante esta reproducción. ¿Te interesa?

¿Qué diferencia hay entre los principales métodos de reproducción vegetativa?

Aunque a veces se usan como sinónimos, los métodos de reproducción vegetativa tienen matices importantes. Por ejemplo, los esquejes, sin duda la técnica más conocida, son fragmentos de la planta madre que se cortan y se hacen enraizar aparte, normalmente a partir de un trozo de tallo con varios nudos. En teoría podríamos esquejar cualquier parte de cualquier planta y deberíamos poder reproducirla, pero la práctica es bastante diferente. Mientras que hay especies extremadamente fáciles de esquejar, como todas las pertenecientes al género Ficus y las suculentas, hay otras que es casi imposible, como las diferentes especies de pino. Los esquejes pueden ser herbáceos, semileñosos o leñosos, y cada tipo responde a un momento distinto del ciclo anual y a cómo está la estructura a manipular. Cada uno tiene una dificultad diferente de enraizamiento, es decir, que podríamos afirmar que cada esqueje es un mundo.

Las estacas son básicamente esquejes leñosos: porciones de madera madura, tomadas en reposo, que se clavan directamente en sustrato o incluso en el terreno. Funcionan muy bien en arbustos caducos, frutales o plantas rústicas capaces de emitir raíces sobre madera vieja. No son tan habituales en jardinería como los esquejes, aunque son bastante utilizados en la agricultura tradicional.

El acodo, en cambio, es un método más paciente y menos arriesgado. Podríamos llamarlo “esqueje tutelado”, ya que consiste en provocar la emisión de raíces sin separar todavía la rama de la planta madre. De esta manera evitamos el principal problema de los esquejes, que es que la planta se seque totalmente antes de que haya podido desarrollar raíces funcionales. Para llevar a cabo un acodo es tan fácil como coger una rama del tamaño adecuado y doblarla hasta qué se entierra parcialmente. Normalmente, esto y una buena humedad son suficientes condiciones para que la parte enterrada comience a desarrollar raíces. Cuando estas raíces sean funcionales, podemos separar esta rama del resto del árbol y desenterrarla para plantarla en su lugar definitivo. Cuando una rama no es lo suficientemente grande como para enterrarla o estamos cultivando en maceta y, por tanto, sea igualmente imposible podemos llevar a cabo un acodo aéreo. Esto se hace envolviendo una sección de la rama que queremos extraer con musgo húmedo. Por ejemplo, podemos hacerlo simplemente con papel film o con algún tipo de envase de plástico. El resto del procedimiento es idéntico al acodo normal.

Los acodos se utilizan en especies difíciles de enraizar mediante esqueje o cuando se quiere garantizar casi totalmente el resultado. El problema es que es un método mucho más laborioso, por lo que depende de cuál sea nuestro interés. Personalmente, suelo utilizar acodos cuando quiero reproducir una planta de pequeño tamaño y que, por tanto, no voy a tener muchos reintentos. Por otro lado, nunca desaprovecho las podas, ya que automáticamente planto todas ellas en una maceta preparada específicamente para ello. Esta es una manera de reproducir especies sin esforzarse a partir de restos que iban a ir a la basura. ¡El poder de los esquejes puede ser muy poderoso!

Los acodos se utilizan en especies difíciles de enraizar
Los acodos se utilizan en especies difíciles de enraizar

¿Cómo influye la fisiología de la planta en el éxito del enraizamiento?

El enraizamiento es un fenómeno fisiológico complejo que se activa conforme las condiciones son las adecuadas. El proceso comienza cuando cortamos un esqueje, ya que la planta interpreta esta acción como una herida y activa una serie de mecanismos que intentan cerrarla, redirigiendo recursos y energía a regenerar el tejido afectado. Como ya vimos en nuestro artículo sobre el fototropismo el crecimiento está regulado por hormonas, principalmente por las auxinas. De esta manera en la base del corte se acumulan auxinas que son las que realmente estimulan la formación de raíces adventicias. Estas hormonas se desplazan de manera natural hacia la base, por lo que la orientación del esqueje debe respetarse siempre. Por este motivo no podemos esquejar una rama al revés, ya que las raíces no brotarán de los ápices. Además, siempre es recomendable que enterremos un par de nudos de nuestro esqueje. Estas regiones tienen de manera natural una mayor concentración de tejidos meristemáticos, capaces de diferenciarse en raíces, por eso la mayoría de raíces nuevas aparecen justo debajo de un nudo.

No todas las ramas se esquejan igual de fácil, ya que es estado del tejido también influye. Por ejemplo, las ramas demasiado jóvenes, tiernas o con exceso de agua tienden a marchitarse antes de enraizar. Por otro lado, las ramas muy viejas tienen reservas para soportar más tiempo sin marchitarse, pero también tienen menos capacidad para generar nuevas estructuras. ¿Te has dado cuenta de algunas ramas que ya no brotan? ¡Esas no son las mejores para obtener esquejes! Lo ideal es un punto intermedio, normalmente una rama fuerte, sana y funcionalmente activa.

Las ramas demasiado jóvenes, tiernas o con exceso de agua tienden a marchitarse antes de enraizar
Las ramas demasiado jóvenes, tiernas o con exceso de agua tienden a marchitarse antes de enraizar

¿Qué factores ambientales determinan el resultado?

El ambiente es casi tan decisivo como la técnica. El principal problema que tenemos a la hora de obtener esquejes es que cuando están recién cortados no tienen raíces, así que se pierde agua con mucha facilidad. Debemos tener en mente que todo lo que hagamos debe ir motivado a evitar está perdida de agua y/o incentivar que aparezcan rápidamente nuevas raíces funcionales.

Mientras que para incentivar la producción de raíces tenemos las hormonas de enraizamiento, ayudar a la conservación del agua es algo más sencillo y accesible para todos. Para evitar la pérdida de agua la humedad ambiental debe ser alta y estable, creando una especie de atmósfera suave que impida la deshidratación. Esto puede lograrse con una campana transparente (nos sirve una garrafa de agua o, incluso, una botella), introducir nuestro esqueje directamente en un pequeño invernadero o simplemente colocando los esquejes en un lugar protegido del viento y del sol directo. Recuerda que exponer tus esquejes directamente al Sol no es la mejor idea, ya que esto acelerará su deshidratación.

Por otro lado, la luz debe ser abundante, pero filtrada. Debe ser la suficiente cantidad como para sostener la fotosíntesis sin que el calor evapore el agua más rápido de lo que la planta puede soportar, por lo que una luz indirecta es buena idea. La temperatura también juega un papel clave. Los tejidos enraízan mejor cuando el sustrato se mantiene templado, alrededor de los veinte grados, mientras que el exceso de frío ralentiza o detiene completamente el proceso. ¡Como ves, lo ideal es un invernadero o, al menos, simularlo!

Los tejidos enraízan mejor cuando el sustrato se mantiene templado, alrededor de los veinte grados
Los tejidos enraízan mejor cuando el sustrato se mantiene templado, alrededor de los veinte grados

¿Cuándo conviene usar hormonas de enraizamiento y cómo se aplican correctamente?

Las hormonas de enraizamiento son una gran ayuda, pero no una garantía, además de que es un gasto extra para nuestro jardín. Sin embargo, es cierto que pueden marcar la diferencia en especies delicadas o en esquejes tomados en momentos menos ideales. Ya imaginarás mi consejo: solo utilizarlo cuando de verdad nos queramos asegurar el esquejado.

Su aplicación debe ser precisa. En el caso de los polvos, la base del esqueje se humedece ligeramente, se toca el producto y se elimina el exceso con un golpecito suave para evitar acumulaciones que quemen el tejido. Por otro lado, con geles y soluciones líquidas basta con sumergir un centímetro durante unos segundos antes de plantar. Lo más importante es no pasarse, ya que demasiada hormona puede generar un callo grueso que haga que nunca se lleguen a emitir raíces. Una vez aplicado, el esqueje debe colocarse en un sustrato limpio, ligeramente firme y bien hidratado, donde tenga el contacto adecuado para que comience la formación de raíces.

El esqueje debe colocarse en un sustrato limpio, ligeramente firme y bien hidratado
El esqueje debe colocarse en un sustrato limpio, ligeramente firme y bien hidratado

Como has visto, los esquejes, estacas y acodos no son trucos de jardinero, si no técnicas precisas de reproducción de plantas que hemos ido perfeccionando durante siglos. ¿Has probado alguna vez a hacerlo? ¡Ya verás que es muy sencillo!

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