Ajolotes en peligro crítico de extinción: el último intento por salvarlos

El ajolote (Ambystoma mexicanum) es uno de los animales más emblemáticos de México, no cabe duda de ello. Pero en la actualidad, se enfrenta a una de sus mayores amenazas: la extinción. En 2025, este curioso anfibio de cuerpo gelatinoso, branquias externas y una capacidad extraordinaria de regeneración, está considerado como una especie en peligro crítico.
Así lo asegura la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), organización que sitúa al ajolote en la lista de animales en peligro de extinción. Y es que su único hábitat natural -los canales de Xochimilco, en la Ciudad de México- se ha deteriorado tanto que los investigadores temen que ya no se puedan encontrar ejemplares en libertad.
Aunque como reza el dicho, la esperanza es lo último que se pierde.

¿Qué hace tan especial al ajolote?
Un anfibio con superpoderes biológicos
Lo que ha maravillado tanto a científicos, como amantes de la fauna, es su increíble capacidad para regenerar sus extremidades, órganos e incluso, partes del cerebro. Una habilidad que ha convertido al ajolote en un modelo de estudio fundamental dentro de la medicina regenerativa.
Pero su singularidad no acaba ahí, ya que es capaz de conservar una serie de características larvarias toda su vida -un fenómeno conocido como neotenia- lo que le proporciona esa apariencia juvenil y tierna que lo hace tan reconocible. Cualidades que le han llevado a ser considerado como uno de los animales más raros del mundo.
¿Cómo es su aspecto?
Si bien los ejemplares más comunes en la naturaleza son de un color oscuro, existen variantes que cuentan con la piel blanca, ojos negros y branquias rosadas, criadas en cautiverio.
Su peculiar rostro parece mantener una sonrisa constante, una característica que le permite conectar emocionalmente con muchas personas, principalmente con los más pequeños de la casa.
Un declive silencioso: las cifras preocupantes
De miles a solo unas decenas
En el año 1998, se estimaba que vivían más de 6.000 ajolotes por kilómetro cuadrado en Xochimilco. Ya en el censo de 2014, esta cifra descendió hasta los 36 ejemplares. En la actualidad, los investigadores no han logrado avistar de forma directa ningún ajolote.
Pero este dato no significa que no los haya. Gracias al uso de ADN ambiental, una técnica que detecta rastros genéticos en el agua, los científicos han podido corroborar que todavía existe la posibilidad de que algunos individuos permanezcan vivos en su hábitat.
Un ecosistema amenazado
Aunque el principal problema no es solo la desaparición del ajolote, sino el deterioro paulatino de su ecosistema. Los canales de Xochimilco sufren una fuerte presión con motivo del crecimiento urbano, la contaminación y la introducción de especies invasoras, como las carpas o tilapias. Especies que luchan con el ajolote por alimento y espacio.
Esfuerzos de conservación: una carrera contra el tiempo
Chinampas-refugio: pequeños oasis para su supervivencia
Para contrarrestar esta grave situación, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha desarrollado un sistema de chinampas-refugio. Es decir, una serie de áreas restauradas que simulan las condiciones naturales del ajolote y buscan reintroducirlo en el medio silvestre.
En dichos refugios, los ejemplares se crían en condiciones controladas, para después seleccionar aquellos que gocen de una mayor resistencia genética. El objetivo principal es reconstruir una población saludable que sea capaz de reintegrarse en Xochimilco.
Seleccionamos cuidadosamente a los ejemplares para que conserven la genética original y puedan sobrevivir en un entorno natural, explica Horacio Mena, responsable del proyecto en la UNAM.

El ajolote llega a Europa: el caso del Acuario de Sevilla
Más allá de México, una ventana al mundo
En las últimas fechas, el Acuario de Sevilla ha inaugurado una instalación dedicada de manera exclusiva al ajolote. Esta acción se enmarca dentro de su programa de conservación y educación ambiental.
Esta exposición, que coincide con el Día del Agua, tiene también el objetivo de sensibilizar a la población sobre la importancia de preservar los ecosistemas de agua dulce y a su vez, proteger a las especies vulnerables.
Queremos que el ajolote sea un embajador de los ecosistemas en riesgo, afirma Rocío Alcázar, gerente del acuario.
Un atractivo educativo y científico
El ajolote se ha convertido en uno de los animales favoritos del público, gracias en gran medida a su aspecto simpático y misterioso. Aunque más allá de su mera presencia, es un modelo clave en multitud de estudios biomédicos, un protagonismo que refuerza la importancia de conservar su especie.
Es un ejemplo de cómo la actividad humana puede alterar gravemente un ecosistema, comenta Javier Landa, conservador del acuario andaluz.