Dingo, entre el perro y el lobo

El dingo es una curiosa criatura que ha captado la atención de gran cantidad de amantes de la naturaleza. Un animal que ocupa un lugar sin definir pero que cabalga entre el lobo y el perro. Conocido también como Canis lupus dingo y originario de Australia, el dingo es considerado como una especie que juega un importante papel dentro de nuestro ecosistema.
Y es que detrás cuenta con una historia de verdades sorprendentes y misterios, que te invitamos a conocer en las próximas líneas.
Existen varias razas de perros que parecen lobos, pero en esta ocasión vengo a hablarte del dingo.
Comenzando por un comportamiento único, pasando por cómo se relaciona con otros caninos, y hasta su entorno actual. Únete a esta apasionante aventura.

Origen y distribución del dingo
Al parecer, el dingo descendió de los perros domesticados que acompañaron a los seres humanos en su proceso de migración hace unos 4.000 años, desde el sudeste asiático hacia Australia.
Una vez llegaron a su destino, estos animales se asilvestraron y desarrollaron una serie de características propias que los diferencian tanto de los lobos, como de los perros.
En lo que se refiere a su distribución, se pueden encontrar en la costa australiana y algunos territorios del interior.
Los hábitats, por su parte, son variados: desde desiertos, hasta bosques, no hay una preferencia única. Una versatilidad que les ha facultado la capacidad de prosperar en distintas condiciones climáticas.
Una especie única, propia del hábitat australiano, a la que se debe proteger para que no se pierda su existencia.
Características físicas y comportamiento del dingo
Su apariencia puede recordar la del lobo ibérico, o lo que es lo mismo, estamos ante una criatura de tamaño mediano, cuerpo esbelto y patas largas, fuertes y rápidas.
Por su parte, el pelaje es de color arena o rojizo, pero puede ir desde el blanco hasta el negro. Destaca por contar con unas orejas erectas, un hocico puntiagudo y una cola con forma de pincel.
Un depredador eficaz, gracias a las dotes que le proporcionan las características anteriormente mencionadas.
Es un animal sociable, que vive y caza en familia, aunque también puede hacerlo de forma individual, según el caso.
Inteligente, hábil y con un gran olfato, el dingo se decanta por cazar aves, pequeñas presas e incluso, canguros.
La relación entre el dingo, el perro y el lobo
Los dingos no ha sido criados ni domesticados de forma selectiva por el ser humano, con lo que su forma de ser y actuar se asemeja más al lobo.
Nos encontramos ante unos cazadores natos que cuentan con unas habilidades increíbles e innatas que les permiten subsistir en la naturaleza y mantener el equilibrio del ecosistema.

No habitúan a ladrar con frecuencia, comunicándose principalmente a través de los aullidos, lo que les puede acercar en cierta forma a los lobos.
A pesar de todo, la pérdida del hábitat y la intervención humana han sido dos factores que han puesto en jaque la supervivencia del dingo, así como su mezcla con perros autóctonos.
Mitos y realidades relacionadas con los dingos
Aunque una de las ideas que se han trasladado es que son animales extremadamente agresivos, es preciso aclarar que aunque pueden llegar a ser territoriales, su actitud y comportamiento va a depender en gran medida de la interacción con los humanos y del entorno.
Tampoco es del todo cierto que necesite de los cuidados y alimentación propios de un perro doméstico, ya que se inclinar por salir a cazar, siguiendo su instinto depredador.
También circula el mito popular que está relacionado con que los dingos no pueden ser domesticados y son totalmente salvajes. Claro está que son cazadores por naturaleza, pero existen casos documentados en los que algunos dingos han llegado a convivir con personas, adaptándose de esta forma a la calidez del hogar humano.