¿Tu perro está nervioso o agresivo? Puede ser por el humo del tabaco

¿Fumas cerca de tu perro? Aunque pueda parecer inofensivo, el humo de segunda mano que flota por casa afecta a sus ocupantes más de lo que en un principio podrías imaginas. Y es que no solo daña sus pulmones, sino que el humo ambiental podría estar cambiando el carácter de tu peludo. Y no lo digo yo, lo revela un reciente estudio. Lo que descubrieron no te dejará indiferente.
Sí, porque esta investigación ha llegado a la conclusión de que los perros expuestos a ambientes con humo de tabaco pueden volverse más agresivos, ansiosos o difíciles de educar. Un motivo más por el que dejar de fumar. Por si no había ya suficientes, ¿verdad?

El humo de segunda mano también afecta a los perros
Estamos acostumbrados a escuchar que el humo de segunda mano (o ambiental) es peligroso para los niños o los no fumadores. Pero, ¿y para los animales que comparten techo contigo? También, ellos respiran lo mismo.
Y no solo eso. El humo ambiental -el que se queda suspendido en el aire o impregnado en muebles y tejidos- tiende a acumularse cerca del suelo, justo donde ellos pasan la mayor parte del día.
Para muestra un botón. Un grupo de investigadores de la Universidad de Teherán analizó el comportamiento de más de 300 perros de compañía.
¿Qué descubrieron? Que aquellos ejemplares que vivían en hogares donde se fumaba mostraban niveles significativamente más altos de miedo, ansiedad, agresividad y problemas de aprendizaje.
¿Qué sustancias del humo afectan al comportamiento canino?
El tabaco genera una mezcla tóxica de más de 7.000 sustancias químicas, muchas de las cuales afectan de manera directa al sistema nervioso de los perros.
Entre ellas destacan las siguientes:
- Nicotina y cotinina: capaces de alterar diversos procesos neurológicos y hormonales.
- Monóxido de carbono : reduce el oxígeno presente en sangre.
- Amoniaco, formaldehído y cianuro: compuestos neurotóxicos e irritantes.
Estas sustancias presentes en el humo ambiental no solo dañan la salud física del animal: también son capaces de afectar su comportamiento y equilibrio emocional, lo que explica la aparición de miedos intensos y reacciones agresivas.
Más agresivos, más miedosos... ¿por el humo?
Según el artículo publicado en Journal of Veterinary Behavior, los perros expuestos al humo ambiental o de segunda mano tenían una mayor tendencia a:
- Padecer miedos intensos, incluso sin estímulos evidentes.
- Mostrar conductas agresivas hacia animales y personas.
- Tener dificultades para concentrarse o aprender nuevas órdenes.
Pero que quede claro que el tabaco no los convierte en perros malos. La explicación reside en que el entorno contaminado por humo de tabaco les genera un estrés constante que los hace más inseguros, reactivos y, en ciertos casos, agresivos.
¿El humo también afecta su inteligencia?
La respuesta es sí. Y este es otro de los puntos clave del estudio al que hacemos referencia. Porque se ha descubierto que los perros que vivían en ambientes con humo tardaban más tiempo en aprender órdenes simples y básicas.
Incluso, algunos canes desarrollaban comportamientos compulsivos o se mostraban incapaces de adaptarse a cambios. Este deterioro en el aprendizaje no solo dificulta el adiestramiento, sino que es capaz de provocar frustración en los cuidadores, que ven cómo su relación con el animal se deteriora.
El problema se agrava si hay un bebé en casa
Pero la cosa no queda aquí. La llegada de un bebé a un hogar donde se fuma y habita un perro puede llegar a convertirse en una combinación complicada.
El humo ambiental aumenta el estrés del perro, que de por sí ya se enfrente a cambios de rutina y menor atención con motivo de la presencia de un nuevo inquilino.
Por tanto, en este escenario, es más probable que aparezcan conductas no deseadas, como bien pueden ser ladridos excesivos, inseguridad o agresividad.
¿El principal culpable? El entorno. Y dentro del mismo, el humo ambiental del tabaco juega un papel silencioso pero importante.

Qué puedes hacer si eres fumador y tienes perro
Después de repasar todo lo anterior, es mejor que tomes una serie de medidas para que tu perro no se vea afectado.
Recomendaciones:
- No fumes dentro de casa ni en espacios cerrados donde se encuentre tu perro.
- Tampoco fumes en patios cerrados o terrazas, aunque estén al aire libre.
- Ventila bien cada día y limpia alfombras, cortinas y sofás, lugares donde se acumulan residuos del humo.
- Limpia con relativa frecuencia sus mantas, juguetes y camita, donde también se encuentran partículas procedentes del tabaco.
- Si notas cambios de humor, miedo o conducta en tu perro, no dudes en consultar con el veterinario.
En definitiva. El humo del tabaco es malo, tanto para quien tiene este vicio como para las personas que conviven en el mismo ambiente. Aunque no sea inmediato ni visible a simple vista, la exposición continuada al humo de segunda mano altera el equilibrio emocional de tu perro, volviéndolo más inseguro, nervioso o agresivo.