¿Tienen cosquillas los gatos? La respuesta que sorprende a muchos

¿En alguna ocasión has acariciado a tu gato y ha reaccionado con un temblor en la piel o un movimiento un poco raro en la pata? En un principio, podría parecer que tiene cosquillas, pero... ¿Es eso lo que está pasando realmente? La ciencia tiene algo que decir al respecto, y la respuesta no es tan simple como un sí o un no. Hay más y lo vamos a descubrir. Comenzamos.
¿Qué son las cosquillas, técnicamente hablando?
Antes de hablar de gatos y cosquillas, empezaremos por conocer lo básico. Porque para la ciencia, existen dos tipos principales de cosquillas reconocidos:
- Gargalesis: Es la que provoca risa. Se produce cuando alguien nos hace cosquillas en zonas sensibles, como las axilas o las costillas. Es la habitual en los casos del ser humano y algunos primates como los chimpancés.
- Knismesis: Es más sutil que la anterior. En cierto modo, se parece a una sensación de picor o roce ligero que no provoca risa, pero sí la necesidad imperiosa de rascarse o apartarse. Esta risa sí la sienten muchos animales, gatos incluidos.
Por lo tanto, y aunque los gatos no se ríen de la misma forma que nosotros, sí pueden experimentar esa segunda forma, la knismesis. Y esta sensación, en su mundo, es lo más parecido a tener cosquillas.

Cómo se manifiestan las cosquillas en los gatos
Si bien los gatos no reaccionan con carcajadas, sí son capaces de mostrar diversas respuestas físicas ante algunos estímulos:
- Mueven de manera brusca una pata tras un roce.
- Se les contrae la piel, principalmente en la zona de la espalda.
- Apartan el cuerpo como respuesta a un reflejo involuntario.
Seguro que te suena, ¿verdad? Lo habrás visto cuando acaricias a tu gato la base de la cola o la parte baja de la espalda. Pero ten presente que, aunque pueda parecer divertido, no siempre lo disfrutan.
¿Les gusta o les molesta? Depende del gato (y del sitio)
Al contrario que los humanos, los felinos no buscan en ningún momento las cosquillas. Pero sí pueden disfrutar del contacto físico en ciertas zonas, siempre y cuando sea suave y respetuoso:
- Zonas que suelen gustarles: Mentón, mejillas, detrás de las orejas y base de la cola (aunque es una zona más delicada).
- Zonas que es mejor evitar: abdomen, patas, axilas o zona interna de las patas (es incómodo para la mayoría).
¿Cómo saber si tu gato está disfrutando?
Es en este preciso momento cuando entra el arte de observar a tu felino. Las señales de que se encuentra a gusto son las siguientes:
- Amasa con las patas delanteras.
- Cierra los ojos o se queda quieto.
- Ronronea de manera suave y constante.
- Frota su cabeza contra tu mano o te busca.
Por el contrario, si percibes alguna de estas reacciones, es mejor parar:
- Aplana las orejas.
- Te mira fijamente con los ojos muy abiertos.
- Mueve la cola rápidamente o la agita como un látigo.
- Se va corriendo o te da un zarpazo.
Es muy importante que respetes sus límites. Lo que a ti te pueda parecer gracioso, para tu gato puede ser molesto o incluso doloroso.
Cuando no son cosquillas, sino algo más
Si tu gato reacciona de manera exagerada a un leve roce, se lama compulsivamente una zona, muerda el aire o su piel se ondula sola, puede que no sea una broma.
Quizá sea el momento de pedir consulta con el veterinario. Podría estar sufriendo:
- Presencia de parásitos.
- Reacciones alérgicas.
- Síndrome de hiperestesia felina : un trastorno neurológico que causa hipersensibilidad y comportamientos compulsivos.
En estas situaciones, la supuesta cosquilla podría estar escondiendo un problema de salud real.

Caricias sí, pero con cabeza
Cada gato es un mundo, lo que a uno le gusta, otro lo puede odiar. Por tanto, la clave es observar su lenguaje corporal y ser respetuoso en todo momento.
Los consejos básicos para que las caricias sean bien recibidas son estos:
- Comienza siempre por zonas seguras, como las mejillas, el mentón o detrás de las orejas.
- Si reacciona bien, prueba en la espalda suavemente.
- Evita patas y abdomen a menos que el gato lo permite de manera clara.
- Ante cualquier señal de incomodidad, detente.
En el supuesto de que tu gato esté disfrutando, será él quien te lo demuestre, pero a su manera. Y si no, también. Lo importante es estar atentos.
Entonces, ¿los gatos tienen cosquillas?
Bueno, para concluir. Sí, los gatos tienen cosquillas, pero no como los humanos. No sienten ese tipo de cosquillas que provocan risa, pero sí cuentan con una piel muy sensible y reaccionan a algunos estímulos de forma automática.
A veces lo disfruta y otras veces lo detestan. Por lo que no fuerces el contacto y respeta su espacio y sensibilidad. Convierte los mimos en una experiencia del todo agradable para ambos, ¡y a disfrutar!