La ruta gastronómica de Volata di Peluca, el barcelonés que ha viajado hasta Japón en un coche de 1998

Descubre el apasionante viaje de Volata di Peluca, el barcelonés que viaja en coche hasta Japón
Descubre el apasionante viaje de Volata di Peluca, el barcelonés que viaja en coche hasta Japón | Instagram

¿Te imaginas conducir desde Barcelona hasta Japón? ¿Y hacerlo a bordo de un coche de 1998 comprado por 900 euros en una aplicación de artículos de segunda mano? Esta es la apasionante aventura en la que está embarcado el barcelonés Fabio Belnome desde hace más de dos meses y con la que nos tiene totalmente enganchados a sus 1,2 millones de seguidores en Instagram.

La comida (y algunas veces, la falta de ella) está siendo una de las claves de esta travesía, así que, ¿me acompañas por la ruta gastronómica de Volata di Peluca en su increíble viaje a Japón?

La aventura de Fabio es una de las experiencias más interesantes que las redes sociales han dado en mucho tiempo. Cuando la conocí, aluciné. No daba crédito a que alguien hubiera decidido emprender un viaje de 25.000 kilómetros en un coche de 27 años atravesando algunos países con una situación política más que convulsa. Así que en cuanto empecé a adentrarme en su aventura, me enganché completamente.

Y más cuando vi que Fabio es un enamorado de la comida y se emocionaba solo de pensar en algunos de los platos que probaría días más tarde. 'La comida es un pilar fundamental cuando viajo, no solo porque es una necesidad básica para sobrevivir, sino porque la comida refleja mucho de la cultura de un país', me cuenta desde Corea del Sur, la última parada antes de alcanzar a su increíble meta.

El Fiat Marea de 1998 en el que Fabio Belnome está viajando desde Barcelona hasta Japón
El Fiat Marea de 1998 en el que Fabio Belnome está viajando desde Barcelona hasta Japón | Volata di Peluca

Llegar hasta allí no ha sido nada fácil. De hecho, poco faltó para que la aventura se fuera al traste justo antes de embarcarse en el ferry que le llevaría a Corea. Fue justo durante una comida rápida en una parada de su viaje a la ciudad rusa de Vladivostok cuando se percató de una terrible mancha de aceite bajo su Fiat Marea, el coche más famoso de las redes sociales actualmente.

El Marea estaba muerto y el tiempo se agotaba para poder arreglarlo y llegar a tiempo al ferry que le permitiría por fin abandonar Rusia y llegar a Corea, el último paso previo a lograr el objetivo final de su viaje. Pero la suerte le acompañó finalmente y gracias a dos mecánicos rusos que conoció, pudo llegar a tiempo al puerto.

Un viaje gastronómico por Europa y Asia Central

Hasta entonces, Fabio había pasado por Francia, Italia, Croacia, Bosnia, Montenegro, Macedonia, Albania, Grecia, Bulgaria, Turquía, Irán, Turkmenistán (una dictadura en la que tuvo que viajar acompañado en todo momento), Uzbekistán, Kirguistán, Kazajistán y Mongolia (uno de los países que más ilusión le hacía conocer). ¡Casi nada!

Durante estos casi 70 días de travesía, Fabio ha tenido la oportunidad de conocer diferentes culturas a través de su gastronomía. Los primeros días se alimentó gracias a la comida que había llevado desde España, pero cuando se le estropeó un tupper, vio la oportunidad de dejarse llevar en cada país que visitara en el futuro.

Durante estos casi 70 días de viaje, Fabio ha disfrutado de multitud de platos tradicionales en Europa y Centroasia
Durante estos casi 70 días de viaje, Fabio ha disfrutado de multitud de platos tradicionales en Europa y Centroasia | Instagram

'La comida que más buen recuerdo me trae es la de Macedonia, porque fue la primera que comí localmente, que no me cociné yo mismo. Y encontré un sitio donde todo estaba buenísimo: patatas con queso, una hamburguesa con queso y una carne típica de allí. Fue delicioso y muy auténtico. Ese día decidí que no iba a cocinar más, porque una gran parte de viajar es probar la comida local', recuerda Fabio.

Y es que para Volata, todos los detalles alrededor de la comida cuentan mucho de un país y de la sociedad que vive en él. 'El tipo de comida, la cantidad, cómo se sirve, quién te la sirve, la forma de compartir o no compartir, si los platos son grandes o pequeños... Todo eso revela mucho sobre la gente y su manera de vivir. Así que, más allá del sabor, la comida me ayuda a conectar de verdad con los lugares y las personas que voy conociendo', explica.

Los platos que han marcado a Fabio durante su viaje

Viviendo en Barcelona, Fabio tiene muchísimo donde elegir y muchas opciones de disfrutar de comida internacional de muy buena calidad, pero tenía muchas ganas de probar los gyros que elaboran en Grecia. 'Son una especie de kebab, pero con un pan de pita muy ancho, y durante los cuatro días que estuve allí, me comí uno cada día porque los hacen realmente muy buenos', recuerda.

Y tenía tantas ganas de probarlo porque cumple todas las condiciones para ser el tipo de comida que le encanta a Fabio. 'Todo metido dentro de algo parecido a un bocadillo, con patatas fritas, salsas, carne y verduras. Para mí es la combinación perfecta'.

Volata di Peluca estaba deseando llegar a Grecia para disfrutar de sus tradicionales gyros
Volata di Peluca estaba deseando llegar a Grecia para disfrutar de sus tradicionales gyros | Facebook

A pesar de haber viajado por tantos países y de haber disfrutado de tantas comidas diferentes, hay platos que se han quedado grabados en la memoria de Fabio y que seguramente, buscará a su regreso en Barcelona, como ha hecho en otras ocasiones.

'Me gusta probar cosas nuevas, aunque suele pasar que cuando viajo y descubro algún plato que me encanta, al volver intento buscar restaurantes que lo preparen bien aquí. Por ejemplo, he ido a bastantes restaurantes indios y, la verdad, Barcelona tiene bastante buena comida india. Aunque me guste probar novedades, a la vez, soy bastante tradicional con los platos que ya conozco y me gustan', reconoce.

Además del gyros, uno de los platos que más le ha marcado es el kebab de Irán, 'que no es el típico dürüm, sino carne cocinada al estilo tradicional, con mucho sabor. Muy distinto a lo que conocemos en Europa'.

Y sin duda, el plov, 'el rey de Centroasia'. 'Lo tienen en muchos países y también en Rusia, y está buenísimo: una especie de arroz con carne, zanahoria, ajo, una mezcla entre arroz al horno y paella (con todos mis respetos a los valencianos). Un plato muy sabroso y contundente', recuerda.

El plov es uno de esos platos que le han servido cuando Fabio directamente pedía: 'ponme lo que tú quieras, lo que más te guste a ti, que seguro que estará bueno', en lugares como Mongolia o Kazajistán, donde muchas veces le resultaba imposible entenderse con la gente porque no tenía internet, ni había carta en inglés ni fotos de la comida.

Y también fue el protagonista de una de las tantas anécdotas bonitas que ha vivido en el viaje con la gente de los países que ha visitado, ya que en Uzbekistán, uno de los hombres que estaba comiendo en el mismo restaurante, le pagó la comida.

Fabio tuvo que estar siempre acompañado en Turkmenistan, ya que es una dictadura
Fabio tuvo que estar siempre acompañado en Turkmenistan, ya que es una dictadura | Facebook

No es la única emotiva experiencia que vivió en aquel país, ya que un matrimonio le paró mientras conducía en la autopista para darle pan. 'En Asia Central el pan es casi sagrado para ellos: si ven que eres viajero, muchas veces te lo regalan como gesto de hospitalidad, para que te sientas como en casa. Es un detalle precioso y, además, está buenísimo. Lo puedes comer solo, sin nada, porque tiene un sabor muy bueno, y cada región lo hace de forma distinta', cuenta Fabio.

También tiene un gran recuerdo las empanadas fritas rellenas de carne, patata, cebolla... 'Fáciles de encontrar y muy sabrosas'. Una forma perfecta de aplacar el hambre en esos momentos en los que ésta ya no te deja ni pensar.

Como los onigiris, que en Corea se ha convertido en su comida rápida de referencia. 'Son bolas de arroz rellenas de atún, pollo frito o cerdo. Están riquísimos, son prácticos, baratos y bastante sanos. Lo tienen todo', asegura.

Disfrutar de la comida sin prejuicios

Es precisamente en esos momentos de desesperación por comer en los que no ha tenido tanta suerte a la hora de elegir donde aplacarla debido a las dificultades que se encontraba en algunos países.

'Recuerdo, por ejemplo, un día en Kazajistán en el que tenía muchísima hambre. En estos países es complicado identificar los restaurantes, porque todo está muy cerrado por el frío, suelen tener dos puertas, no hay carteles claros, y además todo está en ruso. Así que iba abriendo puertas al azar... a veces me encontraba una comunión, otras veces, un salón de uñas, y otras veces, con suerte, un restaurante. Ese día, desesperado por el hambre, acabé en un sitio donde hacían una especie de kebab y tenían una oferta de dos por uno. Y normal que tuvieran esa oferta, porque estaba malísimo. Seguramente querían quitárselos de encima. Pero bueno, por suerte no me sentó mal, simplemente sabía fatal', relata Fabio.

Fabio coincidió en Kirguistán con su amigo Antonio y  pudieron disfrutar de buenas comilonas
Fabio coincidió en Kirguistán con su amigo Antonio y pudieron disfrutar de buenas comilonas | Facebook

Por suerte, esa es una de las pocas malas experiencias que ha tenido a lo largo de toda su aventura, porque ha vivido muchas más sorpresas buenas que malas. Por ejemplo, en Kirguistán, donde pudo coincidir con su amigo Antonio, que vive desde hace unos meses en la capital, Bishkek, tuvo la oportunidad de probar un restaurante georgiano 'y me voló la cabeza'.

'Es una cultura que le pone queso a todo, y probamos varios platos que estaban todos buenísimos. De hecho, un día en Rusia volví a un restaurante georgiano por el buen recuerdo que tenía, y estoy seguro de que en Barcelona volveré a ir a uno porque es una comida excelente. Y ni que decir tiene que me encantaría ir a Georgia para probarlo directamente allí'.

Mongolia es otro de los países que sorprendió muchísimo a Fabio, pero también Rusia. 'Allí hay muchos restaurantes tipo buffet, lo cual facilita bastante las cosas, porque pedir comida sin fotos y sin entender el idioma es complicado, y en un buffet puedes ver lo que hay y elegir sin problema', recuerda.

La gran ventaja que tiene Volata a la hora de viajar por tantos países diferentes es que no dice que no a ningún plato. 'Tengo la mente bastante abierta con la comida. Si algo es muy raro, como comer escorpiones en Asia, lo probaría por curiosidad, aunque no me apetezca mucho comerlo. Digamos que tengo límites, pero no prejuicios'.

Deseando volver a comer okonomiyaki

¿Y qué será lo primero que coma cuando llegue a Japón? O mejor dicho, si llega, porque después de lo ocurrido antes de llegar a Vladivostok, prefiere no dar por sentado nada. Fabio ya estuvo en Japón durante un mes hace 7 años y se quedó enamorado de los okonomiyaki, uno de los platos que tienes que probar en Japón sí o sí.

'Comí de todo, desde sushi, que, curiosamente, fue lo que menos comí, hasta Domino's Pizza, cuando ya no podía más de arroz. Pasé por todas las fases, como suele pasar cuando te quedas mucho tiempo. Pero si hay algo que tengo muchas ganas de volver a comer es el okonomiyaki, una especie de tortilla rellena de ingredientes que está brutal. Y, cómo no, esas bolitas de arroz con queso fundido por encima al grill... ¡sueño con ellas desde que salí de Japón!'.

También le encantaron los izakayas, esos bares pequeños tan auténticos en los que te sientas en la barra y el cocinero va preparando cosas delante de ti mientras tú comes y charlas con él o simplemente, le observas. 'Ese ambiente íntimo y relajado es de lo que más me apetece volver a vivir en Japón', cuenta.

Mientras llega ese ansiado momento, Fabio seguirá disfrutando de los onigiris y todo lo que le ofrece Corea del Sur, y nosotros seguiremos enganchados de su viaje como si el de un amigo se tratara. ¡Buena travesía, Volata!

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