Beber directamente de una lata, ¿es bueno o malo?
Seguridad alimentaria
Conoce los riesgos para la salud de beber directamente de la lata.

En verano, sobre todo en uno tan caluroso como este, pocas cosas resultan tan apetecibles como una bebida bien fría. Pocas formas son más accesibles de conseguirla que abrir una lata de refresco, cerveza o simplemente un agua con gas. Pero justo cuando vamos a pegarle el primer trago nos surge la duda de si es seguro beber directamente de la lata. ¿Podemos hacerlo sin riesgo para nuestra salud o deberíamos evitarlo?
En este artículo te cuento por qué es cierto que beber directamente de una lata no está exento de riesgos. ¿Quieres saber por qué y qué alternativas tenemos para extremar las precauciones? ¡Te lo cuento!
Principales riesgos de beber directamente de una lata
Las latas están diseñadas para preservar el contenido en condiciones óptimas durante meses, incluso años. Desde este punto el interior es, en teoría, extremadamente seguro, ¡imagina que cuando hay una catástrofe los alimentos que más se recomienda ingerir son los de las latas! Sin embargo, esto es respecto al interior, ya que el exterior de la lata, como imaginarás no está esterilizado. Esto puede implicar varios peligros que pasamos por alto, te cuento los principales:
- Contaminación bacteriana. Las latas pasan por muchos sitios antes de llegar a nuestras manos: fábricas, almacenes, camiones, cámaras frigoríficas, estanterías de supermercado… y lo que es peor: en muchos casos también pasan por muchas, muchas manos. Durante todo este viaje nuestras latas, en concreto su superficie, pueden quedar expuestas a bacterias y suciedad presentes en estanterías o manos contaminadas. Imagínate que almacenamos estas latas junto a alimentos crudos, superficies húmedas o zonas no especialmente limpias… ¡Pues fácilmente podrían infectarse de bacterias como E. coli o Salmonella enterica!
- Visita de animales no deseados. Aunque es menos común que la contaminación bacteriana, puede ocurrir que latas almacenadas en almacenes donde han pasado ratas o ratones presenten rastros de orina o excrementos microscópicos. Aunque nos suene asqueroso el problema no es en si la orina o los excrementos, si no los patógenos presentes en residuos biológicos de animales, que pueden causar enfermedades gastrointestinales graves.
- Rebordes cortantes o abolladuras. La lata no es el mejor envase para que bebamos directamente de él a pesar de que se encuentre totalmente limpia. Esto es porque al beber directamente de la lata, podemos rozar nuestros labios o la lengua con bordes afilados, especialmente si la lata está abollada o mal abierta. Esto puede ser especialmente peligroso en ambientes con poca luz o cuando estamos distraídos, ya que esto puede provocar pequeñas heridas que faciliten la entrada de microbios que la propia lata pueda contener.
- Materiales y recubrimientos internos. Aunque este riesgo no está provocado específicamente con beber directamente de la lata, conviene mencionarlo. Algunas latas están recubiertas interiormente por un barniz plástico que puede contener BPA (bisfenol A), un compuesto químico vinculado a alteraciones hormonales que solía estar muy presente también en tuppers. Por suerte nuestra legislación, en concreto la europea, ha restringido su uso y muchas marcas usan alternativas sin BPA. Sin embargo, aún hay fabricantes, sobre todo en países extracomunitarios, que lo utilizan. Por este motivo debemos extremar nuestras precauciones si viajamos al extranjero o si consumimos un producto importado. Además, este riesgo aumenta si la lata ha sufrido abolladuras que puedan haber dañado el revestimiento interior o si ha estado expuesta a altas temperaturas, como puede ocurrir en un coche al Sol. Todo esto puede favorecer la migración de partículas al líquido. Por desgracia esto no podemos solucionarlo simplemente no bebiendo directamente de la lata.

Como ves, nuestra mayor preocupación a la hora de dar una lata va a estar relacionada con la suciedad que puede haber en su exterior, en concreto, con la superficie donde nuestra boca va a hacer contacto con la propia lata. Estoy seguro de que en la mayoría de ocasiones no correremos ningún riesgo, pero es lógico que queramos, pero es lógico que queramos evitar hacerlo siempre que sea posible.
¿Qué podemos hacer para no beber directamente de la lata?
Si quieres disfrutar de una bebida en lata sin asumir riesgos innecesarios, existen soluciones muy sencillas y efectivas. ¡Lo mejor es que la mayoría de ellas podemos hacerlas en cualquier momento!
- Verter el contenido en un vaso. Es, sin duda, la opción más segura, sobre todo si estamos tomando algo en un bar, restaurante o incluso en nuestra propia casa. De esta manera no solo evitamos el contacto con posibles gérmenes de la parte superior de la lata, sino que además podemos visualizar el estado del líquido. Podemos comprobar su color, efervescencia e, incluso, detectar si hay alguna alteración u objeto extraño.
- Usar una pajita. Si estás fuera de casa y no tienes vaso a mano, como cuando estamos en la playa o pasando un día en la montaña, puedes recurrir a una pajita reutilizable de silicona, acero inoxidable, o incluso algún material compostable que siempre lleves contigo. De esta forma siempre podrás evitar el contacto directo con la boca de la lata, ya que puedes introducir la pajita por el agujero. Por supuesto, no utilices pajitas de un solo uso, porque tienen un gran impacto ecológico.
- Tapas o adaptadores para latas. Así es, somos muchos los que queremos evitar a toda costa beber directamente de la lata, tantos que ya existen en el mercado pequeños dispositivos que se colocan en la parte superior de la lata, transformándola en una especie de botella. Estos adaptadores no solo reducen el riesgo de contaminación, sino que evitan derrames y hacen más cómodo el consumo. Son una excelente opción para llevar siempre con nosotros ¡Además, son reutilizables!

¿Qué podemos hacer si tenemos que beber directamente de la lata?
A pesar de que tratemos de evitarlo a toda costa puede ocurrir que nos toque beber directamente de una si no tenemos otra opción. No te preocupes, aun así hay cosas muy sencillas que podemos hacer para extremar las precauciones y reducir al máximo los posibles riesgos.
- Limpia la superficie de la lata. Esta es una acción muy sencilla que rápidamente podemos incorporar a nuestras costumbres. Simplemente, antes de abrir una lata, pasa una toallita húmeda, un papel mojado o agua limpia por la parte superior de la lata, especialmente la zona de la anilla y la abertura. Si puedes hacerlo con agua potable y jabón, aún mejor, ya que esta simple acción puede eliminar gran parte de los residuos y bacterias presentes. También puedes llevar siempre contigo toallitas desinfectantes para poder hacer esta limpieza.
- Revisa el estado de la lata. Aunque es algo obvio, es una acción aún más sencilla que la anterior. Evita siempre las latas que estén abolladas, oxidadas, sucias o hinchadas. Recuerda que la hinchazón es una señal clara de que el contenido puede haberse contaminado por microorganismos productores de gases.
- Evita compartir latas. Compartir una lata entre varias personas siempre multiplica el riesgo de contaminación cruzada de virus, bacterias o incluso herpes labial.
Entonces… ¿Es bueno o malo beber de una lata?
Ahora que ya sabemos todos lo indispensable para responder esta pregunta te diré que la respuesta rápida es que depende de cómo lo hagas. Beber directamente de una lata no es en sí malo, pero implica riesgos evitables, sobre todo en entornos calurosos, poco higiénicos o cuando no se verifica el estado del envase. La mayoría de las veces no ocurrirá nada grave. Pero si el objetivo es cuidar nuestra salud a toda costa y evitar infecciones alimentarias es recomendable adoptar medidas básicas de higiene y optar por alternativas más seguras como vasos, pajitas limpias o adaptadores.

Además, tomar conciencia de cómo manipulamos los envases nos ayuda a entender mejor el papel de la higiene en la cadena alimentaria, algo crucial para reducir intoxicaciones y enfermedades gastrointestinales. ¡Gestos muy pequeños pueden suponer grandes cambios!