La avellana es un fruto seco que tiene su mejor momento en otoño. Conoce sus propiedades nutricionales, sus beneficios para la salud y cómo usarla en la cocina.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Hogarmania, 12 de abril de 2013
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La avellana es un fruto seco que tiene su mejor momento en otoño. Conoce sus propiedades nutricionales, sus beneficios para la salud y cómo usarla en la cocina.
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La avellana (Corylus Avellana) es el fruto seco que se obtiene del avellano. Existen diversas especies de avellanas, aunque la más común es la llamada avellana silvestre. La parte comestible corresponde a la semilla del fruto, que se encuentra recubierta por una epidermis oscura y una corteza leñosa.
Una vez desprendida la cáscara, se accede a la semilla comestible, muy aceitosa y de un color blanco amarillento. Su sabor es agradablemente dulce. Esta semilla está rodeada de una piel fácilmente desprendible y de color pardo castaño.
La avellana tiene su origen en Asia Menor y ha formado parte de la dieta desde la prehistoria. Los griegos y romanos la difundieron por toda Europa, donde se ha utilizado a lo largo de los siglos hasta la actualidad.
Sin embargo, muchas de las variedades cultivadas hoy en día tienen su origen en el siglo XIX, en el que se desarrolló un gran interés por la hibridación y selección de especies.
Se conocen diferentes variedades de avellanas, siendo la avellana Filbert la más cultivada en Estados Unidos. La avellana de Constantinopla es el fruto obtenido del avellano turco, originario del sureste de Europa y Asia Menor.
En España es muy conocida la avellana de Reus, Denominación de Origen que ampara a las avellanas silvestres procedentes de varias comarcas catalanas de la zona de Reus. Se incluyen bajo esta denominación las variedades tradicionales Negret, Pauetet, Gironell, Morella y Culplá, que pertenecen a la categoría Extra y se comercializan con cáscara, en grano o tostadas.
La avellana fresca aparece en el mercado entrado el otoño, aunque su mayor demanda se produce con motivo de las fiestas navideñas.
Se comercializa con cáscara o sin cáscara, y pelada o sin pelar. Si se compran avellanas con cáscara, deben escogerse las que no presentan grietas ni agujeros.
También pueden encontrarse en el mercado avellanas enteras, troceadas o molidas, al natural, tostadas y saladas.
La avellana es un fruto con bajo contenido en agua. Se debe impedir que el producto se humedezca, para que se pueda mantener en perfecto estado. Para ello se debe conservar en un recipiente herméticamente cerrado, en un lugar fresco y seco, protegido del sol y de los insectos.
Estos frutos secos se conservan mejor y durante más tiempo si se mantienen con la cáscara, que protege la parte comestible del exterior. Una vez peladas, se pueden conservar durante 3-4 meses en refrigeración o un año en el congelador.
Las avellanas se pueden consumir frescas, secas, tostadas, saladas, sin cáscara o confitadas de diversos modos. Se consumen habitualmente como aperitivo y resultan exquisitas adicionadas a cereales, ensaladas o salsas. Las avellanas molidas constituyen también un ingrediente habitual en helados, chocolates, bizcochos, pasteles y otros productos de confitería y repostería.
En Alemania, las avellanas sin cáscara, cuando aún están verdes y sin madurar, se consumen frecuentemente en ensaladas o se conservan en salmuera. Aromatizadas con vinagre y hojas de laurel, se emplean en la elaboración de salsas.
Son famosos los turrones en los que la avellana es el ingrediente fundamental, o aquellos en los que comparte protagonismo con la almendra.
Al someter a presión en frío este fruto seco se obtiene el aceite de avellana, que es blanco y de agradable sabor. Es muy apreciado en la cocina, empleándose frecuentemente como aderezo para ensaladas.
La avellana se emplea en la elaboración de diversos productos de gran valor nutritivo, como leche de avellana, jalea, manteca...
Las avellanas maduran en el árbol entre agosto y septiembre, se recolectan en octubre y aparecen en el mercado a finales de este mes. Éste resulta su momento óptimo, a pesar de que su consumo aumenta considerablemente en Navidad.
En Alemania la avellana es considerada símbolo de la fertilidad, de modo que a las parejas recién casadas se les ofrecen estos frutos en su noche de bodas.
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