Karlos Arguiñano nos enseña cómo preparar una sopa de invierno de repollo, una receta acompañada de albóndigas de zancarrón fritas.
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Karlos Arguiñano, 11 de octubre de 2012
Sopas y cremas
Karlos Arguiñano nos enseña cómo preparar una sopa de invierno de repollo, una receta acompañada de albóndigas de zancarrón fritas.
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Karlos Arguiñano, 11 de octubre de 2012
Pon a cocer el zancarrón y los huesos de cañada en la olla rápida con abundante agua. Añade unas ramitas de perejil, sazona, pon la tapa y cocina (al 2) durante 10 minutos a partir de que empiece a salir el vapor. Cuela el caldo y resérvalo en un cuenco. Separa los tuétanos de los huesos y pica los tuétanos y el zancarrón. Reserva.
Para blanquear el repollo, córtalo en juliana y cuécelo en una cazuela con agua hirviendo y sal durante 2 minutos. Escurre y reserva.
Pica la cebolla y dórala en una cazuela con un chorrito de aceite. Quítale el corazón a la manzana, córtala en daditos (con piel) y añade a la cazuela. Ralla el tomate con un rallador y agrégalo. Añade el zumo de medio limón, el repollo y el caldo. Deja hervir 15 minutos.
Coloca en un cuenco la carne de zancarrón, los tuétanos y las yemas de huevo. Mezcla bien y haz bolitas. Pásalas por harina y fríelas en una sartén con abundante aceite caliente. Retíralas a un plato con papel absorbente. Sirve la sopa en un plato hondo y acompaña con las bolitas de carne.
Los repollos de mayor calidad son los más duros, crujientes, compactos y pesados en relación con su tamaño. Conviene rechazar aquellos que presenten un núcleo seco, partido, viscoso o leñoso y cuyas hojas estén marchitas.