El misterio del agujero en la anilla de las latas: no es para la pajita

Agujero con truco

Aunque muchos lo usan así, ese orificio tiene una función mucho más ingeniosa y útil

El agujerito de la anilla de tu refresco tiene truco
El agujerito de la anilla de tu refresco tiene truco

El agujerito de la anilla de tu refresco tiene truco (y no es el que crees)

¿Eres de los que meten la pajita por el agujero de la anilla de la lata? Tranquilo, no estás solo. Aunque debemos contarte que ese pequeño hueco no fue diseñado para sujetar pajitas. No. Es más, ese uso es más bien un apaño improvisado que se ha popularizado con el tiempo y que no goza de mucha base técnica, la verdad.

Porque ese agujerito, habitual en las latas de refrescos, tiene una función muy útil, concreta y sorprendente. Ni es fruto del azar, no está ahí de adorno. Entonces, ¿para qué sirve? Se puede decir que es ingeniería pura, y detrás de su existencia hay una curiosa historia que merece la pena conocer.

¿Para qué sirve realmente ese agujero?
¿Para qué sirve realmente ese agujero?

La invención que nació del apuro

Viajamos hasta el año 1962. Ermal Cleon Fraze, un ingeniero estadounidense, se disponía a disfrutar de un tranquilo día de pícnic. Cuando llegó a su destino, se dio cuenta de que se le había olvidado el abrelatas. En lugar de quedarse con las ganas de tomar su bebida favorita, optó por una solución un tanto ortodoxa: golpear la lata contra el parachoques de su coche hasta abrirla.

Ese momento de apuro se convertiría en el origen para crear algo revolucionario: una anilla metálica que permitiera abrir las latas sin usar herramienta alguna. Y así, de esta manera tan curiosa, nació la primera versión de lo que hoy en día conocemos como easy open. Una idea que se hizo viral en los 60, cambiando para siempre la manera en que tomamos la Coca Cola o la Fanta (o una cerveza).

Del invento útil al problema ecológico

A pesar de que el invento de Fraze era útil, no se podía decir que fuese perfecto. Durante años, esas anillas se separaban irremediablemente de la lata al tirar de ellas, surgiendo un nuevo problema: basura metálica por todas partes. Calles, parques, playas… y algún que otro corte en los dedos.

Además, como eran piezas pequeñas, en muchas ocasiones no se reciclaban o acababan en sitios en los que no debía estar.

Fue en 1975 cuando otro ingeniero, Daniel F. Cudzik, introdujo una mejora clave: una anilla que permanecía unida a la lata. Con esta variante no solo se resolvía el problema de los residuos, sino que se añadió algo más: el enigmático agujerito del que todos hablamos ahora.

¿Para qué sirve realmente ese agujero?

Si bien es cierto que a día de hoy todavía hay quien piensa que sirve para meter la pajita, el agujero en la anilla tiene una función mucho más técnica:

Actúa como punto de apoyo para hacer palanca.

Esto es. Cuando tiras de la anilla para abrir la lata, ese orificio distribuye la fuerza de forma más eficiente y permite que la pestaña se doble sin deformarse. O lo que es lo mismo, te facilita el trabajo y evita que termines con media uña rota o con los dedos doloridos.

Pero esto no es todo. Este diseño inteligente permite usar menos material en cada anilla. Y cuando nos referimos a millones de latas al día, ese pequeño ahorro de aluminio se convierte en toneladas al año. Menos residuos, menos coste de fabricación y más eficiencia. Todo gracias a ese diminuto agujero que la gran parte de nosotros seguimos usando de manera errónea.

¿Y si aún quieres usarlo para la pajita?

Bueno, no pasa absolutamente nada. De hecho, todos lo hemos hecho en alguna ocasión. Incluso, algunas personas creen que girar la anilla y meter por ahí la pajita ayuda a que no flote (algo de cierto tiene esta creencia).

Pero no es su función, por lo menos la oficial. Y si la lata está muy llena te darás cuenta de que no es la opción más cómoda. De todas formas, las pajitas están en plena retirada ecológica, con lo que este uso tiene los días contados.

¿Qué hacen con las anillas que se recogen?

En la actualidad, las anillas permanecen pegadas a la lata y, por tanto, se reciclan con ella. Todo va al contenedor amarillo y se funde junto al resto de aluminio desechado.

Eso sí, si eres de los que las arranca para reutilizarlas o hacer manualidades, cuidado: este gesto, un clásico de Pinterest, acarrea ciertas consecuencias: dañar la maquinaria de reciclaje, ser peligroso para la fauna y flora o incluso, acabar en lugares donde no debería.

Por todas estas razones, si no vas a convertirlas en llaveros, colgantes o arte moderno, lo más recomendable es dejarla tranquila en su sitio y tirar toda la lata junta. Aunque también te contamos varias ideas para reutilizar latas de refrescos, cerveza o leche.

¿Qué hacen con las anillas que se recogen?
¿Qué hacen con las anillas que se recogen?

¿Cuánto valen las anillas de las latas?

Ahora toca abordar la parte práctica del asunto. ¿Te has preguntado si las anillas valen algo? Sí, en realidad sí. El aluminio es un material muy valioso dentro del mundo del reciclaje. La razón es que se puede reutilizar una y otra vez sin perder calidad.

En algunos sitios se pagan unos 0,90 a 1,20 euros por kilo de anillas, aunque si quieres ganar dinero tendrás que recolectar muchas: unas 1.300 anillas hace un kilo. Por lo que vete armándote de paciencia y preparando una caja grande. ¡Suerte! La vas a necesitar.

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