Cómo limpiar alfombras sin aspiradora: trucos fáciles y caseros
Guía útil
¿Sin aspiradora? No te preocupes, descubre métodos fáciles y caseros para limpiar tus alfombras y mantenerlas perfectas

Con el paso del tiempo, es normal que notes que tus alfombras necesitan unos mimos extra para mantenerse limpias e higienizadas.
Aunque no entremos a casa con los zapatos del exterior y nos los quitemos en la entrada, es imposible evitar que el polvo y el roce diario terminen ensuciándolas.
Es como con las plantas: de vez en cuando hay que limpiar sus hojas para mantenerlas en buen estado. Con las alfombras sucede lo mismo.
Limpiar las alfombras en casa no tiene gran complicación, especialmente si se cuenta con una aspiradora. Pero, ¿qué pasa si no tienes una en casa?
Hay hogares tan pequeños que el armatoste que supone tener una aspiradora simplemente no cabe, o directamente se prefiere no usarla y buscar alternativas más simples.
Si este es tu caso y estás buscando formas de limpiar alfombras sin aspiradoras, esta guía es para ti. Aquí te cuento métodos caseros, prácticos y sin complicaciones para que tus alfombras queden como nuevas, sin necesidad de enchufar nada.
¿Por qué es importante limpiar las alfombras, incluso sin aspiradora?
Puede que a simple vista tus alfombras se vean limpias, pero la realidad es que probablemente no sea tan así.

Aunque no haya ninguna mancha visible, el polvo y otras partículas del ambiente acaban instalándose entre sus fibras: pelos de nuestras mascotas, restos de comida, pelusas, piel muerta…
La limpieza del hogar debería formar parte de nuestro estilo de vida. Y, sobre todo, en el caso de personas alérgicas, que son mucho más sensibles al polvo que se acumula sin que lo notemos.
Si es tu caso, te en cuenta los siguientes consejos infalibles para hacer frente a las alergias en casa. Limpiar las alfombras, ya sean grandes o pequeñas, puede marcar realmente la diferencia.
No todas las alfombras se ensucian igual ni necesitan la misma atención. El tamaño y el material influyen bastante.
Una alfombra de fibras sintéticas en la entrada, por ejemplo, se va a ensuciar mucho más rápido que una de lana colocada en un rincón tranquilo del dormitorio.

Y cuanto más grande sea, más difícil resulta moverla o sacudirla, así que lo mejor es llevar un mantenimiento sencillo, pero constante. Por eso es tan importante mantenerlas limpias, incluso aunque no tengas una aspiradora.
Si incorporas algunos hábitos de limpieza cada poco tiempo, vas a disfrutar de un suelo limpio, sin malos olores y, en definitiva, de un ambiente mucho más agradable.
Métodos eficaces para limpiar alfombras sin aspiradora
No necesitas tener una aspiradora para limpiar tus alfombras. Aunque sí es muy útil, no es imprescindible.
Te mostramos qué métodos puedes llevar a cabo para lograrlo, pero recuerda siempre probar cualquier método o producto en una esquina pequeña antes de aplicarlo en toda la alfombra (para evitar daños).
Sácalas al aire y sacúdelas bien
¿Te acuerdas de cuando en los pueblos las señoras mayores colgaban las alfombras en el tendedero y, con una pala o algo parecido, les daban golpes para quitarles el polvo? Pues al final, los métodos tradicionales se mantienen en el tiempo por algo. Este método es simple y efectivo, ¿para qué más?

Si tienes patio, puede ser un buen sitio para colgarlas, pero si no, el balcón o la terraza te servirá igualmente. Además, al airearlas, se reducirán los posibles olores que puedan tener.
Cepillo de cerdas duras o escoba limpia
Si tienes algún cepillo de cerdas duras o, si no, una escoba limpia, frota sobre la alfombra. Esto hará que parte de la suciedad incrustada se suelte para poder sacudirla después.
Además, ayuda a peinar las fibras que pueden despeinarse un poco. Si tienes alguna mancha, aplica un poco de jabón neutro con agua y frota suavemente.
Limpieza con amoníaco
Si tienes manchas en las alfombras o moquetas, el amoníaco puede ser un buen aliado. Solo tienes que diluir 20 ml de amoníaco en 100 ml de agua tibia. Pulveriza esta mezcla sobre la mancha y usa un cepillo para frotar suavemente y ayudar a disolverla.

Si tus alfombras son pequeñas y finitas, también puedes meterlas en una cubo con esta solución y dejarlas actuar entre 10 y 20 minutos. Después, ponlas en la lavadora con un programa para tejidos delicados y centrifugado suave.
Importante: este método es ideal para alfombras sintéticas o resistentes, pero no se recomienda para fibras naturales como la lana o el algodón, ya que el amoníaco puede dañarlas o alterar sus colores.
Bicarbonato de sodio
El bicarbonato es un clásico para blanquear telas y quitar manchas difíciles como las amarillas en ropa blanca, sangre o moho, y funciona genial en alfombras y moquetas.
Un truco es mezclar bicarbonato con sal marina y esparcirlo por la alfombra o moqueta. Déjalo actuar unos 30 minutos y después retíralo con un cepillo. Verás cómo la suciedad y los olores desaparecen, dejando la alfombra más fresca.
También puedes mezclar bicarbonato con un poco de vinagre blanco y agua tibia para tratar manchas concretas. Aplica la mezcla en la zona afectada, frota con intensidad, deja actuar y luego seca bien.
Si quieres saber qué otras cosas que puedes (y debes) limpiar con bicarbonato, te encantará este otro artículo de la web.
Agua tibia con jabón neutro
Si de repente se ha manchado la alfombra y no tienes bicarbonato de sodio ni amoníaco en casa, no te preocupes. Puedes recurrir a una mezcla de toda la vida: agua y jabón neutro, el chimbo de siempre o incluso el que usas para fregar los platos.

Con la ayuda de un trapo o una esponja, aplica la mezcla sobre la mancha y frota con energía. Después, con otro paño limpio, retira el exceso de jabón y la humedad. Por último, deja que se seque bien.
Limpieza en seco
Seguro que lo has probado alguna vez, porque la limpieza en seco es genial para muchas cosas: tapicería, ropa, calzado y, cómo no, alfombras.
Este método viene perfecto para esas manchas que quieres limpiar rápido, sin tener que esperar a que se seque, o para una limpieza más superficial.
Hay productos específicos para limpiar alfombras en seco, como los de Hagerty o Vanish, que se espolvorean, se frotan y luego se retiran (idealmente con aspiradora). Pero si no tienes una, también puedes hacerlo con un cepillo de cerdas duras o una escoba limpia.
Vapor
Teniendo esto en cuenta, puedes usar una vaporeta o, si no tienes, una plancha común para aflojar la suciedad que se queda atrapada entre las fibras de la alfombra. Hazlo con cuidado: no te pases con el calor porque podrías deformarla un poco.

Este método es muy útil como primer paso antes de aplicar otro tratamiento, especialmente si la alfombra tiene una mancha concreta.
Además, es ideal para alfombras que no se pueden mojar. Pero ojo, antes de ponerte a limpiar, fíjate bien en el material. No todas las alfombras aguantan el vapor o el calor directo, así que este paso es clave para no estropearla.
Si después de probar estos trucos caseros ves que la limpieza no es tan profunda como esperabas o que las manchas difíciles siguen ahí, no te preocupes. Algunas manchas son realmente complicadas y necesitan un trato especial.
En esos casos, lo mejor es llevar tus alfombras a profesionales, que tienen el equipo y los productos adecuados para dejarlas como nuevas sin estropearlas.